Reliquias de San Francisco en Buenos Aires

Queridos Amigos:
El grupo Francisco y Clara a cargo de la Hna Ines, los invita a venerar Reliquias de San Francisco de Asis, el proximo jueves 8 de 15hs a 17hs en el Coro Bajo., del Convento de Santa Catalina (Viamonte y San Martin)
Los esperamos !!!

Que la bendición de San Francisco de Asis te proteja de todo mal y te de la fuerza que necesitas en cada momento, sobre todo en aquellos en que te encuentras sin ganas de seguir luchando.

Y por la intecesión del Poverello de Asís Pidamos al Padre Dios que haga de nosotros, instrumentos de su paz

Nuestra Señora, Virgen del Rosario

La Virgen del Santo Rosario, ¡Auxilio de los Cristianos!

Europa y con ella toda la cristiandad estaba en grave peligro de extinción. Sabemos, por las promesas de Jesucristo, que eso no puede ocurrir pero, humanamente, no había solución para la amenaza del Islam. Los Musulmanes se proponían hacer desaparecer, a punta de espada, el cristianismo. Ya habían tomado Tierra Santa, Constantinopla, Grecia, Albania, África del Norte y España. En esas extensas regiones el cristianismo era perseguido, y muchos mártires derramaron su sangre, muchas diócesis desaparecieron completamente. Después de 700 años de lucha por la reconquista, España y Portugal pudieron librarse del dominio musulmán. Esa lucha comenzó a los pies de la Virgen de Covadonga y culminó con la conquista de Granada, cuando los reyes católicos, Fernando e Isabel, pudieron definitivamente expulsar a los moros de la península en el 1492. ¡La importancia de esta victoria es incalculable ya que en ese mismo año ocurre el descubrimiento de América y la fe se comienza a propagar en el nuevo continente!.

La Batalla de Lepanto: En ltiempos de Santo Padre Pío V (1566 – 1572), los musulmanes controlaban el Mar Mediterráneo y preparaban la invasión de la Europa cristiana. Los reyes católicos de Europa estaban divididos y parecían no darse cuenta del peligro inminente. El Papa pidió ayuda pero no le hicieron mucho caso hasta que el peligro se hizo muy real y la invasión era certera. El 17 de septiembre de 1569 pidió que se rezase el Santo Rosario. El 7 de octubre de 1571 se encontraron las dos flotas, la crisitana y la musulmana, en el Golfo de Corinto, cerca de la ciudad griega de Lepanto. La flota cristiana, compuesta de soldados de los Estados Papales, de Venecia, Génova y España y comandada por Don Juan de Austria entró en batalla contra un enemigo muy superior en número y buques de guerra. Se jugaba el destino de la Europa cristiana. Antes del ataque, las tropas cristianas rezaron el Santo Rosario con mucha devoción. La batalla de Lepanto duró hasta altas horas de la tarde pero, al final, los cristianos resultaron victoriosos.
Mientras la batalla transcurría, en Roma el Papa recitaba el Rosario en su capilla. En eso, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los crisitanos. Semanas mas tarde llegó el finalmente el mensaje de la victoria de parte de Don Juan de Austira, quién, desde un principio, atribuyó el triunfo de cristiano a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Rosario. Agradecido con Nuestra Madre, el Papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias y agregó a las Letanía de la Santísima Virgen el título de «Auxilio de los Cristianos». Más adelante, el Papa Gregorio III cambió el nombre de la fiesta a la de Nuestra Señora del Rosario.
El sitio de Viena.
Los turcos seguían siendo poderosos en tierra y, en el siglo siguiente, invadieron a Europa desde el Este y, después de tomar enormes territorios, sitiaron a Viena, capital de Austria. Una vez mas, las tropas enemigas eran muy superiores. Si conquistaban la ciudad, el resto de Europa caería rendida . El emperador depositó su confianza y rogó protección a Nuestra Señora del Rosario. Hubo una gran batalla y gran derramamiento de sangre y ya, cuando todo parececía perdido, el alivio llegó el día de la fiesta del Santo Nombre de María, 12 de septiembre, de 1683, cuando el rey de Polonia, Jan Sobieski, llegó con al rescate al frente de un ejército crisitano, derrotando a finalmente a los turcos.
La batalla de Temevar.
Los turcos sufrieron otra gran derrota a manos del Príncipe Eugenio de Saboya, comandante de los ejércitos cristianos, en Temesvar (en la Rumania moderna), el 5 de agosto de 1716, en aquel entonces era la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves. El Papa Clemente XI atribuyó esta victoria a la devoción manifestada a Nuestra Señora del Rosario. En acción de gracias, mandó que la fiesta del Santo Rosario fuera celebrada por la Iglesia universal.
Los Pontífices.
A lo largo de los siglos los Papas han fomentado la pía devoción del rezo del rosario y le han otorgado indulgencias.
Dijo Nuestro Señor: «Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18:20). El rosario en familia es algo maravilloso. Es un modo práctico de fortalecer la unidad de la vida familiar. Es una oración al alcance de todos. Los Papas, especialmente los más recientes, han hecho gran énfasis sobre la importancia del rosario en familia.
El Papa dominico, San Pío V (1566 – 1572) dió el encargo a su congregación de propagar el santo rosario. Desde entonces los Papas han sido grandes devotos del rosario y de su propagación.
S.S León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario. Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al rosario e insertó el título de «Reina del Santísimo Rosario» en la Letanía de la Virgen. Por todo esto mereció el título de «El Papa del Rosario»
Todos los Papas del siglo XX han sido hijos devotísimosdel Santo Rosario.
Su Santidad Juan Pablo II insiste en el rezo del Santo Rosario en familia, en grupos, en privado. Pide que se invite a todos a rezar, a no temer el compartir tan hermosa devoción, que es una catequesis de la fe. No alerta a que el mudno está en crisis y nuestras fuerzas humanas no bastan. La victoria, dice el Papa, vendrá nuevamente de la mano de Virgen María. Es la victoria de Su Hijo Jesucristo, el Señor, Rey del Universo.
Recomendado por la Virgen en varias de sus apariciones más importantes.
La importancia del rosario como medio eficaz de los creyentes ha sido confirmado no solo por los pontífices, sino por Nuestra Madre misma, la Virgen María. Es la oración de los sencillos y de los grandes, está al alcance de todos, en todo tiempo y lugar. El rosario honra a Dios y a la Santísima Virgen de un modo especial. En Lourdes, la Virgen llevaba un rosario en la mano cuando se le apareció a Santa Bernardita. Y también llevaba un rosario cuando se les apareció a los tres pastorcitos de Fátima. Y fué en Fátima donde ella misma se reveló a los niños su título: «Nuestra Señora del Rosario».
Esta información fue tomada de la página de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María (www.corazones.org)
El Rezo del Santo Rosario
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Fuente: ACI Prensa
Marcos I, Santo XXXIV Papa, Octubre 7

Marcos I, Santo
XXXIV Papa
Martirologio Romano: En Roma, san Marcos, papa, que fundó el título “in Palacinis” y edificó una basílica en el cementerio de Balbina, en la vía Ardeatina, donde fue sepultado (336).

Fue el primer Papa elegido después de que Constantino dio carta de ciudadanía a la Iglesia.

El santo no se dejó llevar por la bonanza de las nuevas circunstancias, sino que redobló su celo en aquella era de paz, sabedor de que el demonio jamás concede una tregua a los cristianos. San Marcos, que había trabajado por la Iglesia durante el pontificado de San Silvestre, fue elevado a la sede apostólica el 18 de enero de 336. Sólo ciñó la tiara pontificia durante 8 meses y veinte días, ya que murió el 7 de octubre del mismo año.

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Sergio y Baco, Santos Mártires, Octubre 7

Sergio y Baco, Santos
Mártires en Siria
Martirologio Romano: En Betsaloe, de la provincia de Augusta Eufratesia, en Siria, santos Sergio y Baco, mártires (s. III/IV).

Etimología: Sergio = aquel que es el guardián, viene del latín; y
Baco = aquel que grita estrepitosamente, viene del griego.

San Sergio y san Baco fueron durante principios del siglo IV importantes militares del emperador Maximiano, quien les tenía en gran estima por la valentía militar desempeñada en sus cargos: Sergio como primicerius (jefe-comandante de la escuela de los gentiles) y Baco como secundarius.

Probablemente debido al alto cargo desempeñado y a la confianza personal con el emperador, se desató una fuerte envidia entre sus subalternos, quienes descubrieron su cristianismo ante él. Maximiano se negó a creerlo y los llamó para preguntárselo personalmente, puesto que el cristianismo era condenado con tortura y la muerte. Ante la declaración de fe cristiana de Sergio y Baco, el emperador les dio una última oportunidad: si hacían una ofrenda a los ídolos, no sólo serían perdonados sino además serían restituidos en sus cargos con aún más privilegios. Sergio y Baco se negaron.

Cuando llegaron al palacio, Maximiano los llamó y dijo («las bodas de la semejanza», John Boswell): ´Sois los más malvados de los hombres, pues a cambio de la amistad que os he dispensado, convencido que observabais el debido respeto a los dioses, desvergonzadamente me habéis ofrecido lo que se opone a la ley de obediencia y sujeción. Pero ¿por qué habríais de blasfemar también a los dioses, a través de los cuales la especie goza de tan abundante paz? ¿No os percatáis de que el Cristo que adoráis era el hijo de un carpintero, nacido de madre adúltera, a quienes los denominados judíos ejecutaron mediante crucifixión, porque, conduciéndolos a error mediante la magia y proclamándose dios, se había convertido en causa de disenciones y múltiples problemas entre ellos? La gran raza de nuestros dioses nació toda ella de matrimonio legal, el del altísimo Zeus, el más santo, que a través de su matrimonio y unión con la bendita Hera les dio nacimiento. Imagino que también habréis oído hablar de los heroicos y doce principales trabajos del divino dios Hércules, nacido de Zeus´.

Baco fue golpeado hasta la muerte. A Sergio se le obligó a correr 18 millas con calzados que tenían clavos hacia adentro, atravesando los pies del santo. Luego fue decapitado (año 303).

Posteriormente fueron construidas iglesias en Constantinopla (ahora mezquita), Acre y Roma. Su fiesta se celebra el 7 de octubre y se pueden ver en varias representaciones artísticas siempre juntos, algunas veces cabalgando como soldados o en pinturas con su uniforme militar y Jesús tras ellos.

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Taide (o Thais) de Egipto, Santa Penitente, Octubre 7

Taide (o Thais) de Egipto, Santa
Penitente
Etimología: Taide = habitante de Tebas. Viene de la lengua egipcia.

En ocasiones se piensa que llegar a ser santo presupone una existencia de oración, enclaustramiento o martirio; si bien en muchos casos así ha sido, en otros no: ya que acérrimos pecadores recalcitrantes han logrado la santidad, y así lo demuestra la vida de Thais. Era egipcia.

Se desconocen la fecha y el lugar de su nacimiento, y los detalles de su familia e infancia. Su biografía se remonta a su juventud, cuando, por su belleza se dedicó al oficio de la prostitución y vivió con riquezas y lujos; sin embargo, se dice que no era feliz.

El hecho que cambió su vida pecadora fue conocer a un eremita dedicado a la oración y la penitencia, en la soledad del desierto de la Tebaida, y este eremita, con el tiempo, sería conocido como San Pafnucio (11 de septiembre); aconsejándola, logró el sincero arrepentimiento de Thais, quien abandonó su conducta disipada.

El venerable varón le dijo que como penitencia, para que demostrara que estaba sinceramente arrepentida, permanecería el resto de sus días en la celda de un monasterio femenino, en continua oración y penitencia extrema.

Tiempo después, por su piedad, Thais profesó en la vida religiosa, en la cual fue ejemplo de santidad y fidelidad al Creador hasta su muerte en aquel lugar.

Su culto se pierde en la memoria de los tiempos. Iconografía: con burda túnica, en actitud orante; a su lado una calavera, alusiva a la penitencia.

Intercesora de pecadores arrepentidos que llevaron una vida desordenada.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Justina de Padua, Santa Virgen y mártir, Octubre 7

Justina de Padua, Santa
Mártir
Martirologio Romano: En Padua, en los confines de Venecia, santa Justina, virgen y mártir (s. III/IV).

Etimología: Justina = que observa el derecho, viene del latín

San Venancio Fortunato, obispo de Poitiers a principios del siglo VII, considera a Santa Justina como una de las vírgenes más ilustres cuya santidad y triunfo han sido consagrados por la Iglesia y afirma que su nombre hace tan famosa a Padua como el de Santa Eufemia a Calcedonia y el de Santa Eulalia a Mérida.

El mismo autor, en el poema que dedicó a la vida de San Martín, exhorta a los peregrinos que van a Padua a besar el sepulcro de la bienaventurada Justina.

A principios del siglo VI, se construyó en Padua una iglesia en honor de la santa y aparentemente que sus reliquias fueron descubiertas ahí en 1117. Por la misma época vio la luz una versión no comprobable de las actas del martirio de la santa. Según ese documento, Justina fue bautizada por San Prosdósimo, «un discípulo del bienaventurado Pedro», el cual comunicó al autor los datos que poseía sobre la santa. Prosdósimo, según el relato al que nos referimos, fue el primer obispo de Padua y sufrió el martirio durante la persecución de Nerón. Santa Justina fue decapitada por haber permanecido fiel a la fe. El relato añade muchos detalles sin prueba alguna, pero son reales.

La «reforma» benedictina de Santa Justina, que data del siglo XV y es conocida actualmente en Italia con el nombre de congregación de Monte Cassino, tomó su nombre del de la abadía de Padua en la que fue fundada.

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Otros Santos y Beatos del 7 de octubre Completando el santoral de este día, Octubre 7

Otros Santos y Beatos del 7 de octubre
San Marcelo, mártir

En Capua, de la Campania, san Marcelo, mártir (s. III/IV).

San Augusto, abad

En Bourges, ciudad de Aquitania, san Augusto, presbítero y abad, al cual una enfermedad le tenía manos y pies anquilosados, de manera que se aguantaba sobre las rodillas y codos, y fue milagrosamente curado por intercesión de san Martín. Reunió a muchos monjes y se dedicó a la plegaria continua (c. 560).

San Paladio, obispo

En la ciudad de Saintes, también en Aquitania, san Paladio, obispo, que erigió una basílica sobre el sepulcro de san Eutropio y fomentó el culto de los santos en su ciudad episcopal (c. 596).

Beato Martín el Cid, abad

En el monasterio de Bellafuente (después Valparaíso), en el reino de León, beato Martín, apellidado Cid, que fundó este cenobio y lo agregó a la Orden Cisterciense (1152).

Beato Juan Hunot, presbítero y mártir

En el brazo de mar frente a Rochefort, en Francia, beato Juan Hunot, presbítero y mártir, que, por su condición de sacerdote, durante la persecución contra la Iglesia fue encarcelado en una vieja nave, demostrando durante la cautividad su fidelidad hacia Dios (1794).

Beato José Llosá Balaguer, religioso y mártir

En la localidad de Benaguacil, en la región española de Valencia, beato José Llosá Balaguer, religioso de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores y mártir, que en la persecución contra la fe sufrió el martirio (1936).

Rosario por la vida

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“Como las murallas de Jericó”
Siete días de oración ininterrumpida rezando el Rosario alrededor de la manzana en que está situada la clínica Dator.

La Parroquia de San Germán convoca una oración especial por las víctimas del aborto, tanto niños como padres, que durará una semana. La oración consistirá en un Rosario que tendrá siete días de duración. El lugar elegido es la manzana donde se sitúa la clínica Dator (la primera clínica acreditada en España para la práctica del aborto legal de alto y bajo riesgo, que lleva desarrollando su actividad de forma ininterrumpida desde el año 1986).

Comenzará el día 4 de octubre a las 20:00 horas y terminará el 11 a la misma hora. Durante este tiempo el Rosario se rezará ininterrumpidamente. Para ello será necesario establecer unos turnos con aquellas personas que se ofrezcan para ocuparlos. Los turnos de oración serán casi exclusivamente individuales. El relevo se hará con la entrega del rosario físico. La forma de rezar el Rosario es libre siempre y cuando se haga caminando, dando vueltas a la manzana de la clínica Dator, sin pararse nunca en ningún lugar de la manzana y sin hablar con nadie. Si se acercase algún transeúnte, trabajador de la clínica o medio de comunicación, se contestaría que se reza por las víctimas mortales y morales del aborto, y nada más.

Tan sólo rezamos. No pretendemos que tenga un eco social, ni político. No nos interesa si el gobierno lo sabe o no. No nos interesa si los medios de comunicación se enteran o no. Tan sólo es una oración por las víctimas del aborto, nada más.

Parroquia San Germán
c/ General Yagüe 26, 28020 915554656 e-mail: parroquiasangermanmadrid@yahoo.es www.archimadrid.es/sangerman

Meditar El Rosario

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Dios Niño dormía seguro en brazos de María
Meditaciones del Rosario. Tercer Misterio de Gozo. El Nacimiento del Jesús.
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net

Salí por los caminos del mundo
buscando un ser que me quisiera mucho,
que me quisiera más que nadie.

Lo encontré en una cueva:
Era un Niño pequeño,
eras Tú, mi Señor.
Tú eres mi amor largamente soñado,
mi amor eterno, mi grande y único amor.

Dejé a la puerta del portal todas mis cosas,
dejé mis riquezas, dejé mis otros amores.
Me pasé sin nada y entré en la cueva.
Lo tomé en los brazos,
lo único que quiero tener:mi Dios y mi todo.

Tú me has amado, Niño Dios, como nadie.
Tú has apostado por mí todo.
Tú mismo te has ofrecido.
Hoy he comprendido cuánto me quieres.

Yo, que tantas veces he dudado,
ya no dudo.
Yo, que tantas veces te he traicionado,
ya no más.

Yo, que mil veces me siento infeliz,
turbado, angustiado… nunca más.
Tú eres mi respuesta.
Tú eres la luz que ilumina mi senda.
Tú eres desde hoy la alegría de mi corazón.

Tú siempre estarás conmigo.
Yo también quiero.
Tú me pides que sea santo.
Te lo prometo.
Tú me quieres un apóstol, un hombre del Reino,

Aquí estoy.
La vida que repartí entre tantas criaturas,
hoy es toda tuya.
Ya no lloro, ya no temo al futuro.
Tú eres mi espléndido futuro.

Desde que bajaste a la tierra,
hiciste de la vida una aventura apasionante.
Y voy a hacer de mi vida
una aventura apasionante.

Al decirte que te quiero como a nadie,
te digo que quiero con la misma fuerza tus amores.
Quiero a tu Padre, porque Tú me lo has dado.
Quiero a tu Madre, que ya no es solo tuya,
es mía también.

Quiero a las almas, porque son tuyas y son mías,Porque diste por ellas un precio muy alto.
Si obras son amores,
muy grande debe ser tu amor por ellas.
Hoy entro en tu cueva.

Quiero arrodillarme junto a ti,
a reparar lo que ha sido mi vida:
tu pesebre, tus pajas hieren la carne muelle de mi sensualidad.

Tu amor ame golpea.
Tu amor me pone de rodillas.
¡Gracias, Amor!
¡Gracias, Jesús!

Madre de Dios y Madre del hombre

Júbilo eterno nació en su corazón
desde que supo que era la elegida
para Madre de Dios.

Dios en su seno durante nueve meses.
Ninguna madre ha gustado la felicidad
de ser madre tan profundamente,
tan tiernamente como la Madre de Jesús.
Dios en sus brazos, alimentándose de Ella,
dormido dulcemente junto a Ella,
prestándole el calor de su cuerpo
y la seguridad de una madre.

Dios Niño dormía seguro en sus brazos.
Dios de la mano de María, Dios caminando
no ya entre las estrellas y rodeado de los ángeles, de la mano de su Madre, pequeñito,
por las calles de Nazaret.

El hijo de María, tan guapo como Ella
tan igual a Ella, tan hijo de Ella,
cogido de su mano.

Un día, al querer tomar la mano de Jesús,
sintió un dolor en su mano, un dolor en sus ojos, un dolor en su corazón.

Dirigió sus ojos de cielo a la mano que le hería, a aquel niño malo, vestido de harapos,
descalzo, enfermo y herido.

“Ahí tienes a tu hijo, mujer”.
Y besó a aquel niño malo en la frente,
diciéndole con ternura celestial: “Hijo mío”.
Ese niño era yo…

No pudiste ofrecerle nada material: unas pajas, un pesebre, unos pañalitos.
Jesús no te pidió nada de eso. Tu amor le arropaba como la mejor cobija; tu pureza le hacía sentirse alimentado como el manjar más sabroso. Jesús nació con más amor, con más ternura y cariño que ningún otro niño.

Dios te lo agradece infinitamente, María.
-No tengo nada que ofrecerte
-No puedes ofrecerme nada mejor. Esas pajas, pañalitos y pesebre son mejores que a las cunas, los vestidos, los palacios de los niños ricos.

El regalo más grande de María a nosotros es Jesús. Podemos quedarnos sin nada de la tierra, y lo tenemos todo con Jesús. Quien a Jesús tiene, nada la falta.

Pensar que ese maravilloso don quiso dárnoslo el Padre por ti, a través de tus manos, de tu cuerpo, a través de tu corazón. ¡Gracias, María; ¡Gracias, Jesús, por habernos dado el regalo más grande, precioso y totalmente inmerecido!

El regalo más grande que podemos dar a los demás es Jesús por medio de María. El regalo no se achica, porque se le distribuya a más personas, Jesús puede ser de todos y quiere ser de todos, y Jesús todo entero es de cada uno.

María presentó a Jesús a los pastores; a cada uno le dijo: Aquí tienes a mi hijo, es todo tuyo. Y cada uno de nosotros nos lo ha presentado de igual forma; ahí tienes a Jesús; es todo tuyo y para siempre. Y ¿qué hago yo con Jesús? ¿Qué han hecho otros? Conocerlo hasta el éxtasis; amarlo con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y todas sus fuerzas. Predicarlo a todos; darlo a conocer a todos,

Jesús es alimento, Jesús es vida, es camino, es felicidad sin fin. No sabremos hasta el cielo qué regalo nos han dado. Perderlo es perderse eternamente, es quedar aniquilado, sin nada. Con Jesús eres rico, feliz, realizado. Sin Jesús eres un desgraciado sin nombre.

A veces se hace mucha teoría sobre el apostolado. Pero consiste sencillamente en dar a Jesús al hermano para que sea, para que se realice, para que alcance la felicidad sin fin.

Mensaje de la Reina de la Paz 2 de Octubre + comentario

Mensaje de María Reina de la Paz en Medjugorje del 2 de octubre de 2009

Queridos hijos, mientras los miro mi corazón se contrae del dolor. ¿Dónde están yendo, hijos míos? ¿Están tan inmersos en el pecado que no saben detenerse? Se justifican con el pecado viviendo en él. Arrodíllense ante la cruz y miren a mi Hijo. Él ha derrotado al pecado y murió, para que ustedes, hijos míos, puedan vivir. Permítanme ayudarlos, para que no mueran, sino que vivan con mi Hijo para siempre. Gracias.

Reflexiones

Para tratar de dar respuesta a quienes ya están haciendo un camino y han sentido cierta perplejidad ante este mensaje y además querrían hacer algo para aliviar el dolor de la Santísima Madre, así como a los que no saben porqué pero de pronto se enteran de estas apariciones y leen lo que la Virgen está diciendo, he decidido ofrecer las presentes reflexiones.

Sabemos, porque se han comunicado con nosotros, que muchos se han desconcertado con este mensaje. La primer pregunta surge espontáneamente: “¿Es a nosotros a quienes se dirige? ¿A quienes estamos tratando de vivir los mensajes?”. La respuesta es: “No, no lo es en la medida no que hemos dejado de ser pecadores sino en la que nos esforzamos o al menos tratamos de vivir una vida acorde a lo que Dios nos pide y, en particular, seguimos los mensajes de nuestra Madre”.
Entonces, si no es a nosotros a quienes va dirigido y siendo nosotros los que los leemos ¿qué podemos hacer para aliviar el dolor de nuestra Santísima Madre?
Para responder a estas y otras preguntas, lo primero es recordar que los días 2 de cada mes la Santísima Virgen los dedica, por medio de Mirjana, su instrumento, a los que están alejados de Dios, a los que viven como si Dios no existiese. El 2 es el día de oración de intercesión y de ofrecimiento por todos los ateos, esos hijos a los que nuestra Madre de misericordia llama “los que aún no han conocido el amor de Dios”. Esto quiere decir que a ellos va primordialmente dirigido su llamado. Entonces, sigue la otra cuestión: se dirige a ellos pero ellos no leen estos mensajes. Bueno, esto no lo sabemos. Puede que algunos sean llevados misteriosamente por la gracia a leerlos, que hayan comenzado a interesarse o a dar como posibilidad, al menos eso, que Dios exista, que además pueda haber vida más allá de la muerte y que desde ese más allá alguien, que ama, alguien con clamor maternal los esté llamando y esté tratando de comunicarse con ellos.

La Santísima Virgen habla de su dolor ante el pecado. Ella llama las cosas por su nombre. Debemos admitir que nosotros hemos perdido la noción del propio pecado, del mal que uno mismo comete. No es desconocimiento del mal sino del mal cometido a otro, no así, en cambio, del mal sufrido que alguien nos infiere. ¡Cuántas confesiones son de los pecados de otros pero no de los propios!
Hace ya mucho, el Papa Pío XII denunciaba que el mal de nuestro tiempo era la pérdida de la noción de pecado. Y hoy causa estupor ver cómo muchas personas, sobre todo jóvenes pero no sólo ellos, piensan que no cometen pecado cuando en realidad están viviendo situaciones pecaminosas y muchas veces muy graves.
La premisa inicial es que todos somos pecadores y todos necesitamos constantemente del perdón de Dios. Pero, hay situaciones en las que se vive constantemente en pecado. Por ejemplo, aquellos que conviven sin estar casados, o el consentimiento a las atracciones desordenadas contrarias a la naturaleza, o las relaciones sexuales antes del matrimonio. En todos estos últimos casos los involucrados se justifican y, peor aún, otros los justifican diciendo que se trata de relaciones de amor o que es necesario conocerse y tener experiencias para evitar futuros fracasos. La ley de Dios es muy clara al respecto, como lo es, para poner otro ejemplo común, en el caso de la contraconcepción. Todo eso es pecado y hay que llamarlo por su nombre. Precisamente, el juego diabólico es el poner al mal otros nombres, o sea eufemismos, así la cosa no suena mal y termina pasando como normal. Siempre en la línea de ejemplos, típico es llamar al aborto “interrupción del embarazo”, como si luego de abortar, de cancelar una vida, se podría luego reanudarla. El pecado es pecado, sin más, y hay que enfrentarlo cortando con él y retornando a Dios.
También viven ofendiendo a Dios y denigrándose como personas los que son presa de los vicios de la droga, del alcohol y de otros. Nuevamente, es común ver personas que se drogan, pongamos por caso, con marihuana o ingieren alcohol hasta perder el sentido pero no se consideran adictos porque todavía lo hacen de una manera esporádica. Y no caen entonces en la cuenta que están pecando. Todo vicio abre el camino a otros pecados y a más pecado.
Están inmersos en el pecado los que guardan rencor y no acaban de perdonar porque su orgullo está herido, porque rechazan ser humildes y misericordiosos, como lo están los que blasfeman o continuamente critican a los demás y los difaman. Todos cometen grave pecado.
Vive en el pecado quien ha hecho un hábito de la consulta a adivinos o nigromantes porque eso es abominable a Dios.
Y, ¿la moda? ¡Cómo y cuánto se ofende a Dios por medio de la moda en que se ostenta el cuerpo -que cada vez más se desnuda- para ser codiciado! ¡Cuánto motivo de pecado es cierta moda femenina que provoca deseos impuros! Y lo peor es que se lo ve como “normal” y hasta se acude a iglesias y santuarios sin el mínimo decoro, con atuendos provocativos y desvestidos. ¿Cómo el Señor no va a estar muy ofendido y nuestra Madre triste?
La lista es muy larga y no es mi pretensión agotarla.

Si la conciencia ha sido ahogada, por la contumacia en el pecado, si el Espíritu Santo que nos convence de pecado está apagado en uno, entonces claro que no habrá noción de mal cometido.
Mientras tanto, la Santísima Virgen a todos nos dice: ¡despierten! El pecado mortal lleva a la muerte, pero a la muerte eterna. El pecado es asunto muy grave. La ofensa a Dios es cosa muy seria. El Señor no aceptó ser crucificado y morir en la cruz por nada. El pecado del hombre le costó la vida al Hijo de Dios.
La Virgen llora por tu pecado, por mi pecado y no cesa de llorar cuando se vive en el pecado.
Decía el gran filósofo Jacques Maritain que “las lágrimas de la Reina del Cielo significan el soberano horror que Dios y su Madre sienten ante el pecado y su soberana misericordia por la miseria de los pecadores”. El mismo Maritain había dicho que “si los hombres supieran que Dios sufre con nosotros (sí, hay dolor en Dios porque Él es Amor) y mucho más que nosotros por todo el mal que devasta la tierra, muchas cosas cambiarían, sin duda, y muchas almas quedarían liberadas”. Y nuestro amado Juan Pablo II, en el aniversario de las apariciones de La Salette, recordando que la Santísima Virgen se les había mostrado a los niños Maximin y Melanie llorando, dijo: “… nos ha mostrado con sus lágrimas su tristeza ante el mal moral de la humanidad. Con sus lágrimas nos ayuda a comprender mejor la dolorosa gravedad del pecado, del rechazo a Dios, pero también de la fidelidad apasionada que su Hijo siente ante sus hermanos. Él, el Redentor, cuyo amor está herido por el olvido y el rechazo”.

Nadie puede excusarnos a quienes tenemos que hablar de estas cosas, a quienes tenemos el deber de predicar y anunciar la salvación, el omitir la causa de la condena que es el pecado. No hay excusas, no las hay, para omitir la existencia de la condenación eterna del Infierno. Quienes desvirtúan al Concilio Vaticano II y creen y hacen creer, que a partir de allí nació una nueva Iglesia en la que se ha reemplazado “el temor servil del Infierno por el amor misericordioso y que la cruz quedó anulada porque fue absorbida por la resurrección” hay que recordarles que el Concilio no eliminó al Evangelio donde se habla del fuego eterno del Infierno, donde se lo nombra a Satanás y donde interviene constantemente y donde la cruz redentora en la que fue alzado el Inocente para rescatar a la humanidad sigue siendo, como decía Jean Guitton, “el fondo del drama”.

Mira tú, hermano, tú, hermana –como pide la Santísima Virgen- miremos todos, al Crucificado. Contémplalo desde el suelo. Arrodíllate y fija tu mirada en Aquel que te abraza desde la cruz con su amor, que exhala su espíritu y derrama toda su sangre y se deja atravesar por la lanza para salvarte. ¡No lo rechaces porque todo lo ha soportado y ofrecido al Padre por ti! Tu salvación está en la aceptación de tu condición actual de pecador, de tu reconocimiento del pecado y en tu aceptación de Jesús como tu Salvador. Arrepiéntete, enmiéndate, y pídele perdón y fuerzas también para no seguir en ese estado. Él te las dará, te dará la gracia para resistir. Mira que te va en juego nada menos que la eternidad.
Te habían hecho creer que porque Dios es misericordioso no puede existir el Infierno y que todo se resolvía nada más que por un paso por el Purgatorio y listo. ¡Qué mentira asesina! Vuelve a mirar a Jesús en la cruz. Medita en el infinito dolor de su Pasión. Un dolor que no termina. ¿Tú te crees que ha sido por nada? ¿No te das acaso cuenta cuánto le ha costado al Señor tu pecado? La justificación de Dios no es automática. Tú debes pedir perdón, tú debes querer dejar esa vida que estás haciendo y que te lleva al abismo, tú debes arrepentirte y alzar tu mano para que Él te levante. Él murió por ti para que tú tengas vida eterna. Si no respondes a este llamado, el último que Dios te hace por medio de su Madre, entonces ya no habrá posibilidad de vida porque te espera la muerte eterna, allí donde habrá llantos y rechinar de dientes, de donde no se sale nunca más.

A ti, a mí, que intentamos seguirlo a Cristo dejándonos conducir por María, su Madre y Madre nuestra, sabemos que siempre debemos enfrentarnos con la tentación, con la caída y recaída, sabemos también que cuanto más nos acercamos al Señor, que es la Luz, más vemos las manchas de nuestros pecados. Tenemos el gran consuelo y la esperanza viva, plantada en la fe, que si grande es nuestra distancia a Dios por nuestras miserias, cerca, muy cerca, está Él por su misericordia. Y a ella apelamos, confiando, amando, siendo misericordiosos, humildes, sencillos. A ti, a mí, también va dirigido este mensaje porque nosotros, si nuestra Madre llora y tiene contraído del dolor el corazón, podemos siempre consolarla, y expiar ofreciendo nuestros sufrimientos y reparar por tanto mal que se comete. Podemos ser siempre más y mejores penitentes y más y mejores adoradores.

A todos, pecadores contumaces y ocasionales, grandes y pequeños, nuestra Madre nos llama, más que nunca, a vivir sus mensajes de salvación. Dejémonos ayudar y guiar por Ella hasta su Hijo, nuestro Salvador.

P. Justo Antonio Lofeudo
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¡Bendito, Alabado y Adorado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del altar!