En Sicilia, muerte de san Eusebio, papa, valeroso testigo de Cristo, que fue deportado por el emperador Majencio a esa isla, donde dejó la patria terrena para merecer la patria celestial. Trasladado su cuerpo a Roma, fue enterrado en el cementerio de Calixto.
Vuelvo a repetir su descripción que ojalá aprendiéramos de su ejemplo: «valeroso testigo de Cristo» .
Pues si,en estos tiempos y en este mundo en que vivimos, se necesita mucho ejercer ese testimonio de ser testigos de Cristo.