Estamos de fiesta y no hay trabajo ni colegios por celebrar este día. Como me gusta hablar de cualquier cosa sencilla, hoy no puedo pasar sin dedicarle este día a la Virgen que cada día siento más cerca. Sinceramente, después de lo que he vivido este año, no me quiero callar nada de lo que vivo y siento. Siento sus mimos desde el Cielo y me ayuda en mis días menos buenos. Esta foto la tomé en Roma hace hoy dos años. El Papa estaba presente y rezamos el Santo Rosario.
Formalmente, el Día de la Inmaculada Concepción fue declarado el 8 de diciembre de 1854, por el Papa en ejercicio en este entonces, Pío Nono. Su Santidad, después de recibir peticiones de diversas universidades católicas de todo el mundo, se congregó en la iglesia más grande e imponente del mundo, la Basílica de San Pedro, en Roma (Italia) y realizó el anuncio:
“Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe», dijo ante más de 200 obispos y embajadores y miles de fieles presentes.
En ese momento, sonaron al unísono las 300 campanas de las torres de Roma y se echaron a volar miles de palomas mensajeras. Simultáneamente, en todos los templos católicos del mundo se celebraron grandes fiestas en honor de la Inmaculada Concepción.