Renovar la Alianza

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En Schoenstad ayer día 18 ..me encanta ¡ Amo a la Virgen , Reina y Madre.

Saber que renovamos todos como hermanos, cada mes en dicha fecha y en el país que estemos, significa que es lugar firme de fe ..las gracias del santuario se reciben y me voy sintiendo cada día más familia de todos . Es necesaria la comunidad para crecer en la fe.

San Lucas Evangelista

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Autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de [San Pablo] en Roma. Su símbolo es un toro o novillo.

Es patrón de: artistas, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros, escultores, notarios…

Nacido de familia pagana y médico de profesión, se convirtió a la fe y acompañó al apóstol Pablo en su segundo viaje apostólico. Compañero de Pablo también en el último tramo de su vida, puso por escrito la predicación paulina en el tercer evangelio. Es autor igualmente del libro denominado Hechos de los Apóstoles, en que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma. No se conocen los detalles de su muerte, pero la tradición lo venera como mártir.

San Lucas es representado por el ternero o buey y es considerado Patrono de los Médicos y artistas.

El Papa canoniza al sevillano Manuel González García, el «obispo de los sagrarios abandonados»

En una hermosa mañana de sol radiante, el Papa Francisco ha canonizado este domingo en la plaza de San Pedro a Manuel González García (1877-1940), miembro de los famosos «niños seises» de la catedral de Sevilla y sucesivamente sacerdote, párroco, obispo de Málaga, refugiado en Gibraltar por la violencia de 1931, y obispo de Palencia.

En la homilía de la canonización del obispo español y otros seis nuevos santos de Europa y América, el Santo Padre ha afirmado que «estos siete testigos han combatido con la oración la buena batalla de la fe y del amor. Por eso han permanecido firmes en la fe con el corazón generoso y fiel».

Hoy han repicado las campanas de Palencia, cuyo alcalde, Carlos Fernández Rebolleda, forma parte, junto con la presidenta de la diputación, María de los Ángeles Armisén, de la delegación española presidida por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

Pero al mismo tiempo que el Papa pronunciaba la fórmula de canonización poco después de las diez y media, repicaban también las campanas de Sevilla, su ciudad natal, las de Palomares del Río, su primera parroquia, las de la parroquia de San Pedro de Huelva, que fue la segunda, y sobre todo las de Málaga y las de Palencia.

El nuevo santo español, conocido como «el obispo de los sagrarios abandonados», transmitió a muchas personas su amor por la Eucaristía mediante su ejemplo personal, sus escritos y la fundación de las Marías de los Sagrarios, las Misioneras Eucarísticas de Nazaret y la Unión Eucarística Reparadora.

Era un hombre innovador, muy espiritual y muy valiente, que se enfrentó, a riesgo de su vida, a los revolucionarios que en 1931 quemaron numerosas iglesias en Málaga e incluso su palacio arzobispal. Para protegerle del peligro de asesinato, fue enviado a Gibraltar, y después a Castilla la Vieja. En Málaga, Burgos, Madrid y Palencia fue maestro espiritual de muchos santos de la época y mártires de la persecución religiosa.

Se distinguía también por una gran capacidad de organizar la ayuda a personas necesitadas, pues empezó abriendo en Huelva escuelas para niños pobres, después escuelas de aprendices, granjas, etc. y ayudó a muchas familias durante la hambruna de 1913, cuando las inundaciones paralizaban la agricultura, la huelga cerraba las minas y el conflicto pesquero con Portugal obligaba a amarrar la flota.

Cuando fue nombrado obispo en 1915, Manuel González García organizó una comida de fiesta para tres mil niños pobres, en la que él mismo servía a la mesa acompañado de amigos y algunas autoridades.

Pero su rasgo espiritual era el amor a Jesucristo en los sagrarios abandonados, como el que se encontró en su primera parroquia, y que le llevaría a fundar numerosos grupos de espiritualidad eucarística.

El milagro incluido en el proceso de canonización ha sido la curación científicamente inexplicable, en 2008, de una mujer madrileña que sufría un linfoma agresivo. La enfermedad desapareció por completo al rezar una novena con la reliquia del entonces beato.

«Los seises»
El cardenal Ángelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha recordado en «L’Osservatore Romano» que «de pequeño, Manuel formaba parte del célebre grupo de niños sevillanos que, por antigua tradición, cantan y bailan ante el Santísimo Sacramento. Se llaman ‘los seises’ porque son seis pequeños cantores de la catedral. Manuel era uno de estos ángeles eucarísticos».

La imagen serena y amable de Manuel González García miraba a los peregrinos y al mundo entero desde un gran tapiz colgado en la fachada de la basílica de San Pedro junto a los de otros seis grandes santos canonizados en la misma ceremonia: el «cura Brochero» de Argentina; el joven de 14 años mártir de las Guerras Cristeras, «Joselito»; un hermano de La Salle mártir de la Revolución Francesa; una carmelita también francesa, y dos sacerdotes italianos fundadores de familias espirituales.

Las reliquias de san Manuel González García fueron llevadas al altar por Ramón Caballás Varela, en una misa solemne en la que concelebraba junto al Papa el obispo de Palencia, Manuel Herrero Fernández.

Al terminar la misa, el Santo Padre ha dirigido un saludo especial a los peregrinos de los países de los nuevos santos y a las autoridades que han acudido a la ceremonia, entre las que figura el presidente de Argentina, MauricioMacri, quien fue recibido por Francisco el sábado junto con su esposa Juliana Awada y las hijas de ambos.

Santa Margarita María Alacoque

Santa Margarita María Alacoque, virgen, monja de la Orden de la Visitación de la Virgen María, que progresó de modo admirable en la vía de la perfección y, enriquecida con gracias místicas, trabajó mucho para propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús, del que era muy devota. Murió en el monasterio de Paray-le-Monial, en la región de Autun, en Francia, el día di

Recipiente de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús. En la festividad de San Juan evangelista de 1673, sor Margarita María, que tenia 25 años, estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento. En ese momento tuvo el privilegio particular de la primera de las manifestaciones visibles de Jesús que se repetirían durante dos años más, todos los primeros viernes de mes. En 1675, durante la octava del Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el corazón abierto, y señalando con la mano su corazón, exclamó: “He aquí el corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino ingratitud.”

Margarita María Alacoque, escogida por Jesús para ser la mensajera del Sagrado Corazón, hacía un año que vestía el hábito de las monjas de la Visitación en Paray?le?Monial. Había nacido el 22 de agosto de 1647 en Verosvres, en Borgoña. Su padre, juez y notario, había muerto cuando Margarita era todavía muy joven.

A los nueve años hizo su primera comunión y a los 22 recibió la Confirmación, a la que se preparó con una confesión general: empleó quince días escribiendo en un cuaderno la larga lista de sus faltas para leérselas luego al confesor. En esa ocasión añadió al nombre de Margarita el de María. Después, habiendo vencido las últimas resistencias de la madre, que hubiera preferido verla casada, pudo entrar al convento de la Orden de la Visitación, fundado 60 años antes por San Francisco de Sales, ofreciéndose desde el día de su entrada como “víctima al Corazón de Jesús.”

Las extraordinarias visiones con que fue favorecida le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos hasta cuando, por disposición divina, fue puesta bajo la dirección espiritual del jesuita Santo Claudio de la Colombière. En el último periodo de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo se convirtieron en fervorosos propagandistas. Murió a los 43 años de edad, el 17 de octubre de 1690.