Cristo Rey

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Cristo Rey del Universo, Universal ( 21 de noviembre)

La fiesta de Cristo Rey fue instituida en 1925 por el papa Pío XI, que la fijó en el domingo anterior a la solemnidad de todos los santos. La Iglesia, ciertamente, no había esperado dicha fecha para celebrar el soberano señorío de Cristo: Epifanía, Pascua, Ascensión, son también fiestas de Cristo Rey.
Si Pío XI estableció esa fiesta, fue como él mismo dijo explícitamente en la encíclica Quas primas, con una finalidad de pedagogía espiritual. Ante los avances del ateísmo y de la secularización de la sociedad quería afirmar la soberana autoridad de Cristo sobre los hombres y las instituciones. Ciertos textos del oficio dejan entrever un último sueño de cristiandad.
En 1970 se quiso destacar más el carácter cósmico y escatológico del reinado de Cristo. La fiesta se convirtió en la de Cristo “Rey del Universo” y se fijó en el último domingo per annum. Con ella apunta ya el tiempo de adviento en la perspectiva de la venida gloriosa del Señor.

¿ES CRISTO REY Y SEÑOR DE MI VIDA?

Comentario del padre Raniero Cantalamessa –predicador de la Casa Pontificia– a las lecturas de la liturgia de la Misa del XXXIV Domingo del tiempo ordinario [C], Cristo Rey, 2 Samuel 5, 1-3; Colosenses 1,12-20; Lucas 23, 35-43, en el 2007.
La solemnidad de Cristo Rey, en cuanto a su institución, es bastante reciente. La estableció el Papa Pío XI en 1925 en respuesta a los regímenes políticos ateos y totalitarios que negaban los derechos de Dios y de la Iglesia. El clima del que nació la solemnidad es, por ejemplo, el de la revolución mexicana, cuando muchos cristianos afrontaron la muerte gritando hasta el último aliento: «Viva Cristo Rey». Pero si la institución de la fiesta es reciente, no así su contenido y su idea central, que es en cambio antiquísima y nace, se puede decir, con el cristianismo. La frase «Cristo reina» tiene su equivalente en la profesión de fe: «Jesús es el Señor», que ocupa un puesto central en la predicación de los apóstoles.
El pasaje evangélico es el de la muerte de Cristo, porque es en ese momento cuando Cristo empieza a reinar en el mundo. La cruz es el trono de este rey. «Había encima de él una inscripción: “Este es el Rey de los judíos”». Aquello que en las intenciones de los enemigos debía ser la justificación de su condena, era, a los ojos del Padre celestial, la proclamación de su soberanía universal.
Para descubrir cómo nos toca de cerca esta fiesta, basta con recordar una distinción sencillísima. Existen dos universos, dos mundos o cosmos: el macrocosmos, que es el universo grande y exterior a nosotros, y el microcosmos, o pequeño universo, que es cada hombre. La liturgia misma, en la reforma que siguió al Concilio Vaticano II, sintió la necesidad de trasladar el acento de la fiesta, haciendo énfasis en su aspecto humano y espiritual, más que en el –por así decirlo– político. La oración de la solemnidad ya no pide, como hacía en el pasado, que «se conceda a todas las familias de los pueblos someterse a la dulce autoridad de Cristo», sino que «toda criatura, libre de la esclavitud del pecado, le sirva y alabe sin fin».
En el momento de la muerte de Cristo, se lee en el pasaje evangélico –recordémoslo–, pendía sobre su cabeza la inscripción «Jesús es el Rey de los judíos»; los presentes le desafiaban a mostrar abiertamente su realeza y muchos, también entre los amigos; se esperaban una demostración espectacular de su realeza. Pero Él eligió mostrar su realeza preocupándose de un solo hombre, y encima malhechor: «Jesús, acuérdate de mi cuando estés en tu reino. Le respondió: “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”».
En esta perspectiva, el interrogante importante que hay que hacerse en la solemnidad de Cristo Rey no es si reina o no en el mundo, sino si reina o no dentro de mí; no si su realeza está reconocida por los Estados y por los gobiernos, sino si es reconocida y vivida por mí. ¿Cristo es Rey y Señor de mi vida? ¿Quién reina dentro de mí, quién fija los objetivos y establece las prioridades: Cristo o algún otro? Según san Pablo, existen dos modos posibles de vivir: o para uno mismo o para el Señor (Rm 14, 7-9). Vivir «para uno mismo» significa vivir como quien tiene en sí mismo el propio principio y el propio fin; indica una existencia cerrada en sí misma, orientada sólo a la propia satisfacción y a la propia gloria, sin perspectiva alguna de eternidad. Vivir «para el Señor», al contrario, significa vivir por Él, esto es, en vista de Él, por y para su gloria, por y para su reino.
Se trata verdaderamente de una nueva existencia, frente a la cual la muerte ha perdido su carácter irreparable. La contradicción máxima que el hombre experimenta desde siempre –aquella entre la vida y la muerte– ha sido superada. La contradicción más radical ya no es aquel! la entre «vivir» y «morir», sino entre vivir «para uno mismo» y vivir «para el Señor».

«A JESUCRISTO REY DE REYES VENID Y ADORÉMOSLE»

Meditación de EWTN
Es día de proclamar su realeza, de decir entre suspiros: ¡Venga a nosotros tu reino! De decir al Padre: ¡Padre glorifica a tu Hijo!
Jesucristo no es Rey por gracia nuestra, ni por voluntad nuestra, sino por derecho de nacimiento, por derecho de filiación divina, por derecho también de conquista y de rescate.
«Así que Cristo es Rey universal de este mundo por su propia esencia y naturaleza» (Sn. Cirilo de Alejandría), en virtud de aquella admirable unión que llaman hipostática, la cual le da pleno dominio no sólo sobre los hombres, sino sobre los ángeles y todas las criaturas. (Pío XI)
Y ¿qué de extraño tiene sea Rey de los hombres el que fue Rey de los siglos? Pero Jesucristo no es Rey para exigir tributos o para armar un ejército con hierro y pelear visiblemente contra sus enemigos. Es Rey para gobernar los espíritus, para proveer eternamente al mundo, para llamar al reino de los cielos a los que creen, esperan y aman.
Nadie tema vaya a perder algo porque se someta al «suavísimo imperio de Cristo». (Col) No teman las sociedades porque Él es quien las funda y las sustenta. No teman los poderosos porque « no quita los reinos mortales quien da los celestiales». No teman tampoco los individuos porque servir a Cristo es reinar. Es un Rey tal, que no esclaviza, ni esquilma a sus servidores; un Pastor y un Señor que no toma nada de su rebaño, sino que todo lo da, y antes se desvive por los suyos y se les entrega, con todos sus bienes ya desde la tierra, hasta que sean capaces de poseerle y de gozarle más cumplidamente en el cielo.
Piensan los insensatos que les va a privar de la libertad, cuando se la va a acrecentar y perfeccionar, proscribiendo tan sólo el libertinaje, tan fatal para el alma como para los cuerpos, para las naciones como para los individuos, ya que «lo que hace míseros a los pueblos es el pecado».
Conviene, pues que Él reine, porque su reinado es eterno y universal, es un reinado de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz. Quiere ante todo reinar en las inteligencias, en las voluntades y en los corazones de los hombres.

3 pensamiento sobre “Cristo Rey

  1. Mónica Cortés Aparicio

    CRISTO REY , un Rey , que no esclaviza . Un REY , que VENCE , TRIUNFA sin necesidad imponerse . CRISTO REY , un Rey , cuya soberanía y poder , está por encima de todos los reyes y potestades de la tierra . Por que verdaderamente SALVA , REDIME , LIBERA al hombre , del pecado y de la muerte. Sobre el madero de la cruz , Cristo , resplandece , SU GLORIA como Dios , al abrazarse a la Voluntad del Padre eterno . Lo hace como Rey del Perdón , del Amor y Misericordia infinita !. Su REINO , está en cada corazón que lo recibe y acoge . Para que haga , morada en él . Está , en cada alma , que se convierte , y hace suyas las Bienaventuranzas . Está , en los consejos Evangélicos . Está , en el Cielo , que promete a todo aquel que persevera . Que le es fiel . Su REINO , ES UN REINO DE PAZ , DE JUSTICIA Y DE AMOR . Reino de VERDAD . Para vivir , en ESPÍRITU Y EN VERDAD . Siendo uno con Él . CRISTO , REINA Y REINARÁ HOY Y SIEMPRE , más allá de los olvidos e indiferencia del propio hombre . Más allá de toda ingratitud . Por que es el Hijo de Dios . El ALFA Y OMEGA . Por que es Rey , de todo lo creado . De todo , lo que existe . De todo , lo que es . Es un Rey CRUCIFICADO POR AMOR !. UN REY , QUE ES AMOR PERFECTO . Postrémonos , inclinémosnos para ADORARLO . BENDIGÁMOSLO ! . CORONÉMOSLO , ALABÉMOSLO , GLORIFIQUÉMOSLO Y DÉMOSLE GRACIAS ETERNAS !!!! , POR REINAR EN NUESTRO CORAZÓN . Y EN NUESTRAS VIDAS !. POR ACOMPAÑAR , NUESTRO PEREGRINAR , HASTA LA CASA DEL PADRE . POR SOSTENER , NUESTRO PROCESO DE CONVERSIÓN PERSONAL Y EL DE LOS SERES QUE AMAMOS . PIDÁMOSLE POR EL MUNDO , EL PAPA BENEDICTO , LA IGLESIA , LAS VOCACIONES , LOS SACERDOTES . PIDÁMOSLE POR CADA COMUNIDAD CRISTIANA . Bendito y Alabado seas SEÑOR , MI DIOS , MI REY Y SALVADOR !. Gobierna , ordena , dirige y reina en cada corazón de los que leen «Palpita» .-

  2. vlu

    Acompañar a la Iglesia en las fiestas, preceptos y celebraciones y asi conocer y vivir cada momento con mas intensidad, y claro.. cada dia quererla, respetarla y defenderla mas !

    Cristo Rey, con el Evangelio de hoy del buen ladron cierra nuestro año liturgico… y me hizo pensar en que hasta el ultimo momento Jesus nos espera, no importa la hora, como dice un letrero en la Capilla del Milagro Eucaristico.

    Y cuanta fe la del buen ladron ! Verlo a Jesus, en la cruz, azotado, burlado por todos, y creer en El, en que es el Rey y asi, salvar su vida… que lindo !

  3. Ofir

    La festividad de Cristo Rey al final del año litúrgico, es una de las más significativas de la Iglesia. Es la que reconoce a Jesucritso como el Verdadeo Rey del Universo y de la humanidad, el dueño y Señor de todas las cosas.
    Fue instituida en el año 1925 por el papa Pio XI, precisamente para contrarrestar a un mundo que se secularizaba y por eso quiso que se recordara la soberanía de Jesucristo. También la soberania de Jesucristo se manifiesta de una forma especial en la Cruz, demostrando el amor que este Rey tiene a sus subidtos entregando su vida por ellos. Su reinado esta intimamente unido al Amor. Esta fiesta nos recuerda el amor de Jesús que desea ser correspondido. Consagrarse a su Sagrado Corazón es una forma de ofrecimiento de toda nuestra vida al Señor para que El reine verdaderamente en los corazones de los hombres.
    Reconocer su realeza , supone tambien darnos cuenta de que necesitamos su misericordia y que solo su amor es la respuesta a todas las necesidades del hombre y de las sociedades en las que tambien debe reinar.
    Asi pues en el reinado de Jesucristo deben de converger todos nuestros deseos y gozos del corazón humano, para que reine verdaderamente en nuestros corazones, y sepamos afrontar en nuestra vida todo lo que ello representa, hasta si Dios te pone a prueba darla por El como lo hicieron tantos santos mártires de la Iglesia al grito de ¡Viva Cristo Rey!.

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