de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
Otra pregunta que hizo una niña ayer en Radio María era qué pasa si al confesarnos no le decimos al sacerdote el pecado más gordo..aquel que no le queremos confesar por vergüenza..la respuesta del Padre Mario fue otra vez brillante..algo en lo q no había pensado realmente y es que al entrar en un confesionario vamos a recibir un sacramento que
nos lo presta un sacerdote en el nombre de Dios y desde ese momento, la persona humana desaparece y es Jesús quien nos escucha..por eso él nos absuelve en el nombre de su padre Dios..bello verdad?
Sí es JESUS quien nos escucha, es EL quien pone su hombro para recostar nuestra cabeza y a veces llorar, es EL quien nos aconseja, es EL quien nos absuelve y es EL quien nos da la penitencia a cumplir. Es EL a través del SACERDOTE
A veces pensamos mal de ellos y nos preguntamos cómo tal o cuál sacerdote puede confesar u oficiar misa si es un hombre débil, con tentaciones y a lo mejor no nos gusta tanto como en realidad debiera ser. ¿¿Cómo creerle cuando consagra en el altar ese trozo de pan y de vino????Pero sí debemos creer ,porque sus manos fueron consagradas por un obispo y ahí sobre el altar ocurre la transustanciación.No dudemos aunque nos cueste……
por eso lo más importante es no juzgar al sacerdote,no criticarlo pero sí rezar mucho por ellos ya que son los Hijos predilectos de María y ELLA sufre como madre cuando alguno de sus hijos se desvía…..no nos avergoncemos delante de ellos , oremos por ellos ya que son seres débiles pero CONSAGRADOS, esclavos de la IGLESIA DE DIOS,los preferidos de la Virgen como todos los consagrados a su divina obra
Virgen María danos sacerdotes santos.Amén
Si, efectivamente, el sacertode es el que represeta a la persona de Jesucristo y es El el que nos absuelve los pecados. Estoy también de acuerdo con lo que dice Tere que los sacerdotes son humanos y débiles y pueden caer en faltas o defecos,, y hay que respetarlos como personas consagradas a Jesucristo, y rezar por ellos, pero otra cosa es que cuando un sacerdote proclama herejias o actua en contra de la doctrina y moral de la Iglesia, no podemos callarnos, hemos de informar a los superiores.