Con motivo de la propuesta a ser candidatura de los Premios Príncipe de Asturias, doy fe de lo que vivimos en Madrid esos días inolvidables de Agosto.
España se hinchó de amor; se hizo libre para Dios.
Hermandad pura; alegría inmensa; gozo por vivir el cielo en nuestra tierra.
Sacramentos a cientos.
Sentimiento de palpitar cada vez que lo recuerdo; no se borra de mi retina, de mi corazón, de mi alma.
Fuimos ejemplo para el mundo por la pulcritud, el orden, la organización, el voluntariado, la generosidad, la hospitalidad y las raíces de nuestra historia.
Si llegara al premio, sería para todos los cristianos del mundo..aunque no hace falta porque la noche de la Vigilia se vivió la prueba de su lema: Firmes en la Fe.
Si ese premio sería un claro reconocimiento a lo que España vivió, y al protagonismo que tuvo la juventud, demostrando que hay una juventud sana y con santos idelaes en la fe,y a la que hay que apoyar para que se renueve con la luz de Cristo y sea la esperanza y el porvenir de la Iglesia., en esta etapa de la nueva evangelización.
Recordar la JMJ es llenarme de alegria, esperanza, fuerza, hermandad, es saber y experimentar que Dios está VIVO y se puede palpar siempre.