Cuando me dieron esa estampa de esa Virgen, quedé un poco sorprendido por el título que tenía, pero pensándolo bien está muy bien aplicado, pues son muchos los nudos reales que hay que desatar para librar a tantas almas inmersas en las pasiones y placeres que el mundo las tiene atadas.
Cuando me dieron esa estampa de esa Virgen, quedé un poco sorprendido por el título que tenía, pero pensándolo bien está muy bien aplicado, pues son muchos los nudos reales que hay que desatar para librar a tantas almas inmersas en las pasiones y placeres que el mundo las tiene atadas.