Santa Cecilia

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Mártir
Año 177
Santa Cecilia bendita, dile a Dios que también nosotros prefiramos
mil muertes antes que ser infieles a nuestra santa religión.
No ofendas a nadie ni en mucho ni en poco (S. Biblia Ecl. 5, 15).
Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica.
Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad.
Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Lue

San Roque González y compañeros

fue su día ayer..
Año 1628
San Roque y sus compañeros fueron unos de los primero mártires suramericanos. Fueron asesinados por los indios en 1628, y canonizados por el Papa Juan Pablo II.
Roque González nació en Asunción, Paraguay, en 1576. Sus padres eran españoles.
De joven era tan bueno y devoto que todos estaban convencidos de que un día sería sacerdote. Y a los 23 años recibió la ordenación sacerdotal.
Desde el primer año de su sacerdocio se preocupó mucho por los indígenas y visitaba continuamente a los poblados más lejanos para evangelizar y ayudar a los indios.
A los 33 años entró a la Compañía de Jesús, para poder trabajar más completamente como misionero.
Los Padres Jesuitas habían fundado en el Paraguay unas colonias de indígenas que se hicieron famosas en todo el mundo. Las llamaron «Reducciones» y se diferenciaban de los demás grupos de otros países en que allí los indios no eran considerados como gente de segunda clase, sino que ellos eran los más importantes. Los Padres Jesuitas los consideraban como verdaderos hijos de Dios, y como tales los trataban con enorme respeto y gran cariño.
Un autor francés llegó a exclamar: «En estas reducciones los indios llegaron al más alto grado de civilización que un pueblo joven pueda alcanzar».
En esas misiones se respetaba mucho la ley de Dios y se obedecían las leyes civiles; cada uno trataba a los demás como si fueran hermanos; los indios aprendían a labrar la tierra con técnica, y practicaban labores manuales e industriales. Todo era un cooperativismo bien organizado y reinaba la abundancia.
En estas reducciones trabajó por 20 años el Padre Roque González, enfrentándose con paciencia y confianza a toda clase
de dificultades y peligros. Unas veces el peligro provenía de tribus totalmente salvajes que atacaban, y otras era de los colonos europeos que querían esclavizar a los indios, pero los jesuitas no se lo permitían.
El padre González fue el primer europeo que penetró en ciertas regiones selváticas del Paraguay. Dirigió unas seis «reducciones» de indígenas. El gobernador español dejó escrito: «Al padre Roque le costó su vida de misionero el aguantar hambres, fríos, ríos atravesados a nado, continua molestia de los insectos, y mil otras incomodidades que él supo soportar con verdadero heroísmo sacerdotal». Pero llegó a tener una enorme influencia sobre los indios, que lo veneraban como a un verdadero santo.
Y sucedió que un curandero o brujo de los indígenas se dio cuenta de que la influencia de los Padres Jesuitas le estaba quitando su clientela y que ya los indígenas empezaban a no creer tanto en sus engaños y mentiras, y dispuso vengarse de ellos. Y así fue que reunió un grupo de indios de los más salvajes y con ellos atacó la misión católica.
Cuando los atacantes llegaron estaba el Padre Roque González tratando de subir una campana a la torre de la capilla. Lo asesinaron allí mismo a golpes de mazo. Al oír el tumulto, el Padre Alfonso Rodríguez salió de su choza, e inmediatamente los indios lo asesinaron a golpes también. Enseguida los indígenas prendieron fuego a la capilla y cuando estaba envuelta en llamas, arrojaron a ella los dos cadáveres. Era el 15 de noviembre de 1628. Unos días después los mismos indios asaltaron la misión cercana y allí asesinaron al otro compañero del Padre Roque, el Padre Juan de Castillo. Así fueron tres los mártires que derramaron su sangre, después de haber gastado su vida en favor de los nativos.
El jefe indio Guarecupí dejó escrito: «Todos los indios cristianos amaban al Padre Roque».

Dedicación de las basílicas de los santos Pedro y Pablo

Dedicación de las basílicas de los santos Pedro y Pablo, apóstoles. La primera de ellas fue edificada por el emperador Constantino sobre el sepulcro de san Pedro en la colina del Vaticano, y al deteriorarse por el paso de los años fue reconstruida con mayor amplitud y de nuevo consagrada en este mismo día de su aniversario. La otra, edificada por los emperadores Teodosio y Valentiniano en la vía Ostiense, después de quedar aniquilada por un lamentable incendio fue reedificada en su totalidad y dedicada el diez de diciembre. Con su común conmemoración se quiere significar, de algún modo, la fraternidad de los apóstoles y la unidad en Iglesia (1626; 1854).