Santa Isabel de Hungría

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Esta santa siempre es presencia en mi vida.

Nació el año 1207. Era hija de Andrés, rey de Hungría.

Se casó muy joven con Luis, landgrave de Turinga, del que tuvo tres hijos.

Vivió como ejemplar esposa y madre de familia, distinguiéndose por su intensa piedad y penitencia.

Después de la muerte de su esposo, sufrió mucho al defender los derechos de su hijo mayor. Zanjados estos asuntos, se dedicó por entero a servir con humildad a los más pobres y necesitados. Erigió un hospital en el que ella misma servía a los enfermos.

Murió, todavía muy joven, en Marburgo el año 1231.

Hoy pedimos por los que lo necesitan

Además de los que sufren en París, por nuestro querido Ofir que se recupera de una neumonía y no puede leer ni escribir de momento; por mi hija que se examina con otros estudiantes de una prueba muy importante para acceder a un examen vital para ella..por todos los que queréis sumar a nuestras intenciones. Amén +

San Alberto Magno

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Doctor de la Iglesia
Año 1280
La Virgen Santísima nos conceda como a su buen devoto San Alberto,
el don de la sabiduría, para hacer mucho bien.
El primer paso para adquirir sabiduría es
tener un gran deseo de instruirse
(S. Biblia. Proverbios).
Alberto significa: «de buena familia» (Al = familia. Bert = buena).
Ya en su tiempo la gente lo llamaba «El Magno», el grande, el magnífico, por la sabiduría tan admirable que había logrado conseguir. Lo llamaban también «El Doctor Universal» porque sabía de todo: de ciencias religiosas, de ciencias naturales, de filosofía, etc. Era geógrafo, astrónomo, físico, químico y teólogo. La gente decía «Sabe todo lo que se puede saber» y le daba el título de «milagro de la época», «maravilla de conocimientos» y otros más.
Tuvo el honor San Alberto de haber sido el maestro del más grande sabio que ha tenido la Iglesia Católica, Santo Tomás de Aquino, y esto le aumentó su celebridad. El descubrió el genio que había en el joven Tomás.
Nació en Alemania en 1206. Era de familia rica y de importancia en el gobierno y en la alta sociedad. Su padre era Conde, o sea gobernador de la región. Estudió en la Universidad de Padua. Allí se encontró con el más grande pescador de vocaciones, el beato Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo, y aunque el papá de Alberto se oponía a que su hijo se hiciera religioso, sin embargo la personalidad de Jordán fue tan impresionante para él, que dejó todo su futuro de hacendado, político y hombre de mundo, y entró de religioso con los Padres Dominicos.
Él mismo contaba que de joven le costaban los estudios y por eso una noche dispuso huir del colegio donde estudiaba. Pero al tratar de huir por una escalera colgada de una pared, en la parte de arriba, le pareció ver a Nuestra Señora la Virgen María que le dijo: «Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy ‘Trono de la Sabiduría?’.
Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías». Y así sucedió. Y al final de su vida, un día en un sermón se le olvidó todo lo que sabía, y dijo: «Es señal de que ya me voy a morir, porque así me lo anunció la Virgen Santísima». Y se retiró de sus labores y se dedicó a orar y a prepararse para morir, y a los pocos meses murió.
En Colonia, en París y en varias otras universidades fue profesor brillantísimo y de muchas naciones iban estudiantes a escuchar sus clases. Él tuvo el mérito de haber separado la teología de la filosofía, y de haber descubierto que el filósofo Aristóteles tiene un gran parecido con las ideas cristianas (lo cual perfeccionará luego su discípulo Santo Tomás).
Escribió 38 volúmenes, de todos los temas. Teología, filosofía, geografía, química, astronomía, etc. Era una verdadera enciclopedia viviente.
Fue nombrado superior provincial de su comunidad de Dominicos. Y el Sumo Pontífice lo nombró Arzobispo de Ratisbona, pero a los dos años renunció a ese cargo para dedicarse a dar clases y escribir, que eran sus oficios preferidos.
Habiendo sido de familia muy rica y de alta posición social, recorrió Alemania predicando, y viajando de limosna y hospedándose donde le dieran posada como a un limosnero. Era una buena práctica para aumentar la virtud de la humildad.
El 15 de noviembre de 1280, mientras charlaba tranquilamente con unos religiosos de su comunidad, quedó muerto plácidamente. Tenía 74 años. Dejaba fama de haber sido más sabio que todos los sabios de su tiempo. Todas las enseñanzas tenían por fin llevar el alma hacia Dios que es amor.

Santa Gertrudis

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Mística
Año 1302
Gertrudis es una palabra que en su idioma significa «fiel defensora» (ger = defensora, trud = fiel).
Santa Gertrudis es la patrona de las personas místicas, porque ella fue la primera gran mística de quien se tenga historia (la Iglesia llama místicas a las personas que se dedican a tratar directamente con Dios por medio de fervorosísimas oraciones, y a recibir de Él, mensajes y revelaciones). Más tarde aparecerán otras grandes místicas como Santa Brígida, Santa Catalina, Santa Teresa y Santa Margarita, etc., pero la primera de la cual se conocen las revelaciones recibidas es nuestra santa de hoy. Por eso es tan importante.
Santa Gertrudis fue la primera en propagar la devoción al Sagrado Corazón y el culto a San José. Los demás santos que después propagaron estas devociones se basaron en revelaciones recibidas por esta gran mística.
Nació en Eisleben (Alemania) en el año 1256.
A los 5 años fue llevada al convento de unas monjitas muy fervorosas y allí demostró tener cualidades excepcionales para el estudio. Sobresalía entre todas por la facilidad con la que aprendía la literatura y las ciencias naturales, y por su modo tan elegante de emplear el idioma. Y tenía la fortuna de que la superiora del convento era su tía Santa Matilde, otra gran mística, que frecuentemente recibía mensajes de Dios.
Hasta los 25 años Gertrudis fue una monjita como las demás, dedicada a la oración, a los trabajos manuales y a la meditación. Solamente que sentía una inclinación sumamente grande por los estudios, aunque era a los estudios mundanos de literatura, historia, idiomas y ciencias naturales. Pero en esa edad recibió la primera de las revelaciones que la hicieron famosa, y desde aquel día su vida se transformó por completo.
Así lo narra ella misma: «Estaba yo en un rincón de la capilla donde acostumbraba hacer mis tibias oraciones, cuando se me apareció Nuestro Señor y me dijo: – Hasta ahora te has dedicado a comer polvo como los que no tienen fe. De allí has tratado de extraer miel y sólo has encontrado espinas. Desde ahora dedícate a meditar en mis mensajes y ahí sí encontrarás el verdadero maná que te alimentará y te dará la fortaleza y la paz».
Desde esa fecha, Gertrudis que antes se había dedicado a lecturas mundanas, cambió por completo su preferencia en cuanto a lo que leía y dedicó todos sus tiempos libres a leer la S. Biblia, y los escritos de los santos padres, especialmente San Agustín y San Bernardo. Ella dice: «cambié el estudio de ciencias naturales y literatura, por el de la teología y la Sagrada Escritura». Y en sus escritos se notará en adelante que su ciencia la ha ido a beber (después de las revelaciones que Dios le hizo) en los libros sagrados de la Biblia y de los santos.
En sus 47 años de vida, Gertrudis no se diferenció externamente de las demás monjitas de su convento. Copiaba pasajes de la S. Biblia (en ese tiempo todavía no existía la imprenta y todo había que escribirlo a mano), componía explicaciones de la Sagrada Escritura para darlas a las otras religiosas, y sufría en silencio sus enfermedades que no eran pocas. Pero internamente su vida era muy distinta, porque dialogaba con Dios a cada rato.
Jesucristo le dijo un día: «Gertrudis, tú serás mi heraldo» (Se llama heraldo el que transmite mensajes de un superior). Y ella escribió en cinco libros los mensajes que recibió en sus revelaciones, y a su obra le puso por nombre: «Heraldo de la amorosa bondad de Dios». A esta obra que se ha hecho famosa entre todas las personas que se dedican a la mística, se le ha llamado también: «Revelaciones de Santa Gertrudis». Allí se contienen visiones, comunicaciones, y experiencias místicas, y estas experiencias se han repetido después en muchas otras
almas santas como por ejemplo San Juan de la cruz, Santa Teresa, Santa Magdalena de Pazzi, Santa Gema y muchísimos santos más.
Dice la santa que un día vio que de la herida del costado de Cristo salía un rayo de luz y llegaba al corazón de ella. Desde entonces sintió un amor tan grande hacia Jesucristo, como nunca antes lo había experimentado.
Su amistad con Santa Matilde. Esta otra gran santa era 15 años mayor que Santa Gertrudis y le contaba las revelaciones que ella había recibido también. Las dos (adelantándose varios siglos a lo que después se aceptaría) recomendaban mucho la comunión frecuente, la devoción al Sagrado Corazón y el encomendarse a San José. Un día Santa Matilde supo que su sobrina Gertrudis venía copiando todas las experiencias místicas y las revelaciones que ella le había contado, y se alarmó. Pero el Señor le comunicó que Él mismo le había inspirado a Gertrudis el deseo de escribir tales experiencias y revelaciones, y entonces la misma Matilde se encargó de corregir aquel escrito, el cual fue publicado con el título de «Revelaciones de Santa Matilde».
Santa Matilde le preguntó a Jesús: «Señor, fuera de la Santa Hostia, ¿dónde te puedo encontrar?» – Y Jesús le respondió: «Búscame en el corazón de Gertrudis».
Dice Gertrudis que un día Jesús acercó totalmente el corazón de Matilde a su Sagrado Corazón, y que desde esa fecha aquella santa quedó totalmente enamorada de Cristo.
Los especialistas afirman que los libros de Santa Gertrudis son, junto con las obras de Santa Teresa y Santa Catalina, las obras más útiles que una mujer haya dado a la Iglesia para alimentar la piedad de las personas que desean dedicarse a la vida contemplativa». Es una de las Patronas de los escritores católicos.
Cuando le fue anunciado que se acercaba su muerte exclamó: «Esta es la más dulce de las alegrías, la que más había
deseado, porque voy a encontrarme con Cristo». Y dictó sus últimos pensamientos acerca de la muerte, que son de lo más sublime que se haya escrito.
Murió el 17 de noviembre del año 1302. (su fiesta se celebra el 16 de noviembre).
Que Cristo Jesús nos regale también a nosotros una llamarada de amor hacia Él, como la que le concedió a su fiel sierva Gertrudis.