Y día de Santa María Goretti, virgen y mártir.
Os llevo a todos a Prado Nuevo y entrego a la Virgen vuestras intenciones.
Sabed que cuando la tenga delante y me mire, pondré a toda la familia de palpita la vida..y Ella guardará nuestras peticiones en su corazón.
Estoy tan emocionada y feliz de poder ir y encontrarme con mis hermanos peregrinos.
ORACION
San Claudio de la Colombiere
Acto de Confianza en Dios
Dios mío, estoy tan persuadido de que veláis sobre todos los que en Vos esperan y de que nada puede faltar a quien de Vos aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre Vos todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré; porque Tú ¡Oh Señor! Y sólo Tú, has asegurado mi esperanza.
Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las fuerzas y los medios de serviros; yo mismo puedo perder vuestra gracia por el pecado; pero no perderé mi esperanza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.
Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a mí, Señor, toda mi confianza es mi confianza misma. Porque Tú, Señor, solo Tú, has asegurado mi esperanza.
A nadie engañó esta confianza. Ninguno de los que han esperado en el Señor ha quedado frustrado en su confianza.
Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente feliz, porque firmemente espero serlo y porque de Vos ¡oh Dios mío! Es de Quien lo espero. En Ti esperé , Señor, y jamás seré confundido.
Bien conozco ¡ah! Demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuanto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.
En fin, estoy seguro de que no puedo esperar con exceso de Vos y de que conseguiré todo lo que hubiere esperado de Vos. Así, espero que me sostendréis en las más rápidas y resbaladizas pendientes, que me fortaleceréis contra los más violentos asaltos y que haréis triunfar mi flaqueza sobre mis más formidables enemigos. Espero que me amaréis siempre y que yo os amaré sin interrupción ; y para llevar de una vez toda mi esperanza tan lejos como puedo llevarla, os espero a Vos mismo de Vos mismo ¡oh Creador mío! Para el tiempo y para la eternidad. Así sea.
Importante aclaración histórica:
No debe confundirse con Isabel de Portugal, la mujer de Carlos I de España.
«Isabel de Aragón (reina de Portugal)» Para información sobre la hija primogénita de los Reyes Católicos, véase Isabel de Aragón (1470-1498).
Santa Isabel de Portugal
Isabel de Aragón
Nacimiento 1271
Zaragoza
Fallecimiento 4 de julio de 1336
Estremoz, Portugal
Venerado en Iglesia Católica
Canonización 1625 por Urbano VIII
Festividad 4 de julio
Atributos corona, rosas
Santa Isabel de Portugal, por Francisco de Zurbarán.
Isabel de Portugal (Zaragoza, 12711 – Estremoz, Portugal 1336) o Isabel de Aragón, fue reina de Portugal entre 1282 y 1325, declarada santa por la Iglesia católica. Hija del rey Pedro III de Aragón y de Constanza II de Sicilia, se le puso el nombre de Isabel en honor a su tía-abuela, Isabel de Hungría.
Mujer muy devota desde la niñez, se casó el 24 de junio de 1282 con el rey Dionisio I de Portugal, el cual era violento e infiel. De su matrimonio nacieron dos hijos:
el infante Alfonso (futuro Alfonso IV de Portugal).
la infanta Constanza, esposa de Fernando IV de Castilla y madre y regente de Alfonso XI.
La reina dedicó parte de su tiempo libre a atender a los enfermos, viejos y mendigos, para los que ella misma confeccionaba ropa. Durante su reinado ordenó construir hospitales, escuelas gratuitas y refugios para huérfanos. Ordenó la construcción de un buen número de conventos. A pesar de la poca moral católica del rey Dionisio, éste sentía tanta admiración por Isabel que la dejaba llevar su vida cristiana de forma libre, hasta el punto de que la reina distribuía de forma regular las monedas del Tesoro Real entre los más pobres. Isabel siguió estrechamente el ejemplo de su ancestro Santa Isabel de Hungría, adoptando su filosofía de vida cristiana hasta tal punto que la leyenda popular portuguesa adoptó el episodio de la transfrmación del pan en rosas de la princesa húngara, colocando como personajes principales al rey Dionisio y a su esposa.
En diversas ocasiones se trasladó hasta el campo de batalla para acabar con las disputas entre su marido y su hijo Alfonso. Se colocaba entre los dos y rezaba para que la pelea finalizara.
En 1325 Isabel enviudó de su esposo y poco después realizó un viaje de peregrinación a Santiago de Compostela, ingresando a su vuelta en el convento de Santa Clara-a-Velha en Coimbra, que ella misma había fundado, donde tomó el hábito de las clarisas, pero sin hacer los votos de la orden, lo que le permitía mantener la administración de su fortuna, que dedicó a las obras de caridad.
Ya retirada, tuvo que volver a mediar, esta vez entre su hijo Alfonso y su nieto Alfonso XI de Castilla. Inició un viaje hacia el campo de batalla de Castilla para poner paz entre los dos familiares. A su regreso se encontró indispuesta y murió en Estremoz el 4 de julio de 1336. Sus restos fueron sepultados en su convento de Santa Clara-a-Velha; pero al resultar éste progresivamente anegado por las aguas del río Mondego hubieron de ser trasladados en el siglo XVII al nuevo convento de Santa Clara-a-Nova.
En 2009, se publicó La rosa de Coimbra (en Portugal Memórias da Rainha Santa)de la escritora española María Pilar Queralt del Hierro, biografía novelada de este personaje.
Tras su muerte se dice que se produjeron milagros. Fue beatificada en 1526 y canonizada por el Papa Urbano VIII en 1625.2 Su festividad fue introducida en el santoral católico, celebrándose el 4 de julio, día de su muerte. Posteriormente, en 1694 el Papa Inocencio XII movió la fiesta al día 8 de julio, de modo que no coincidiera con la celebración de la Octava de los santos Pedro y Pablo (del 29 de junio al 6 de julio).3 En 1955, Pío XII abolió la octava.4 El misal romano de 1962 cambió la categoría litúrgica de la festividad de santa Isabel de Portugal de «Doble» a «Tercera clase».5 La reforma de 1969 del calendario clasificó la festividad como «memoria libre» y la devolvió al 4 de julio.
“Queridos hijos: con amor materno les ruego: entréguenme sus corazones para poder ofrecerlos a mi Hijo y liberarlos, liberarlos de todo aquel mal que, cada vez más, los aprisiona y los aleja del único bien, de mi Hijo, liberarlos de todo lo que los lleva por el camino equivocado y les quita la paz. Yo deseo conducirlos a la libertad prometida por mi Hijo, porque quiero que aquí se cumpla plenamente la voluntad de Dios. Para que por medio de la reconciliación con el Padre Celestial, a través del ayuno y la oración, nazcan apóstoles del amor de Dios, apóstoles que, libremente y con amor, difundirán el amor de Dios a mis hijos, apóstoles que difundirán el amor de la confianza en el Padre Celestial, y abrirán las puertas del Paraíso. Queridos hijos, ofrezcan a sus pastores la alegría del amor y del apoyo, que mi Hijo ha pedido a ellos dárselos a ustedes. ¡Les agradezco!”
