Mensaje de María Reina de la Paz

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25 de mayo de 2010
¡Queridos hijos! Dios les ha dado la gracia de vivir y de custodiar todo el bien que hay en ustedes y alrededor de ustedes, y de alentar a otros a ser mejores y más santos, pero Satanás no duerme, y a través del modernismo los desvía y los conduce por su camino. Por eso, hijitos, en el amor hacia mi Corazón Inmaculado, amen a Dios sobre todas las cosas y vivan Sus Mandamientos. Así su vida tendrá sentido y la paz reinará en la Tierra. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Mensaje dado por Nuestra Señora en Borg in Nadur, Malta.12 de Mayo, 2010

Mis queridos hijos, e hijos de Mi corazón! Esto es para que el Padre David se lo pase a la gente.

Hijos míos, ¿saben lo que está pasando ahora?. Todos oyeron sobre ese aborto Que se realizó no muy lejos de aquí. Para algunos fue como si nada hubiera pasado. Algunos dijeron: Pobrecito. Otros dijeron que eso no estaba bien, sólo unos pocos dijeron ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a dejar que estas cosas ocurran a nuestro alrededor? ¿Vamos a dejar que estos asesinos se muevan a nuestro alrededor y les vamos a aplaudir?. Miren, sentimos piedad por un animal y debería ser así. ¡Que clamor se levantó en su país cuando algunos torturaron a un perro!. Se lo digo otra vez, esto está mal.

Ellos son personas como ustedes, que están siendo asesinadas, diariamente, sin control. Tienen derecho a vivir.

¿Quién defenderá a esas personas?¿Quién dará su vida por ellos?. Tienen que ser ustedes, los que vienen a esta colina. Tienen que ser ustedes los que den sus vidas por ellos. Tienen que enviar el mensaje que les estoy dando hoy a través de Anjelik. También deben mandarlo a los medios. Pásenlo para que todos sepan que Mi corazón está sufriendo.

¿Y qué decimos sobre las separaciones en el matrimonio y sobre el divorcio? ¿Qué decimos? Para todos es como si nada . ¿Dónde está el sacramento del matrimonio, hijos míos? ¿Como están preparados los jóvenes para llevar la vida de matrimonio?, ¿Como están preparados?

Ustedes padres, ¿qué ejemplos les están dando a sus hijos? ¿Qué ejemplos? Y la Iglesia ¿qué les está dando a los jóvenes que se adentran en el matrimonio? ¿ No se están dando cuenta de lo que está pasando a su alrededor?

Tengan en cuenta que si no hay matrimonios y familias fuertes, no habrá más vocaciones. Tómenlo seriamente. Tomen estas cosas seriamente. Yo me apresuré para ir hacia mi parienta para ayudarla. Me olvidé de mí y no la dejé sola. Le llevaba a Él conmigo en mi vientre. Y hoy estoy haciendo lo mismo.

Mi Hijo Jesús me está mandando diariamente a esta tierra y, también, está mandando al ángel trayéndole con Él, para ustedes, en las manos de Anjelik. Sí, para ustedes, hijos míos.

¿Se están arrepintiendo? ¿Dónde está su conversión, hijos míos? Pongan sus manos en su pulso y vean cómo está latiendo.

Por tanto, tomen una decisión hoy. Trabajen por la conversión en la Iglesia y en su país.

¡Gracias por haber respondido a mi llamada!.

Consagración de los sacerdotes al Corazón Inmaculado de María

ORACIÓN DE S.S. BENEDICTO XVI
PARA CONSAGRAR A LOS SACERDOTES
AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

Fátima – 12 de mayo de 2010

Madre Inmaculada,
en este lugar de gracia,
convocados por el amor de tu Hijo Jesús,
Sumo y Eterno Sacerdote, nosotros,
hijos en el Hijo y sacerdotes suyos,
nos consagramos a tu Corazón materno,
para cumplir fielmente la voluntad del Padre.
Somos conscientes de que, sin Jesús,
no podemos hacer nada (cfr. Jn 15,5)
y de que, sólo por Él, con Él y en Él,
seremos instrumentos de salvación para el mundo.
Esposa del Espíritu Santo,
alcánzanos el don inestimable
de la transformación en Cristo.
Por la misma potencia del Espíritu que,
extendiendo su sombra sobre Ti,
te hizo Madre del Salvador,
ayúdanos para que Cristo, tu Hijo,
nazca también en nosotros.
Y, de este modo, la Iglesia pueda
ser renovada por santos sacerdotes,
transfigurados por la gracia de Aquel
que hace nuevas todas las cosas.

Madre de Misericordia,
ha sido tu Hijo Jesús quien nos ha llamado
a ser como Él:
luz del mundo y sal de la tierra
(cfr. Mt 5,13-14).

Ayúdanos,
con tu poderosa intercesión,
a no desmerecer esta vocación sublime,
a no ceder a nuestros egoísmos,
ni a las lisonjas del mundo,
ni a las tentaciones del Maligno.

Presérvanos con tu pureza,
custódianos con tu humildad
y rodéanos con tu amor maternal,
que se refleja en tantas almas
consagradas a ti
y que son para nosotros
auténticas madres espirituales.

Madre de la Iglesia,
nosotros, sacerdotes,
queremos ser pastores
que no se apacientan a sí mismos,
sino que se entregan a Dios por los hermanos,
encontrando la felicidad en esto.
Queremos cada día repetir humildemente
no sólo de palabra sino con la vida,
nuestro «aquí estoy».

Guiados por ti,
queremos ser Apóstoles
de la Divina Misericordia,
llenos de gozo por poder celebrar diariamente
el Santo Sacrificio del Altar
y ofrecer a todos los que nos lo pidan
el sacramento de la Reconciliación.
Abogada y Mediadora de la gracia,
tu que estas unida
a la única mediación universal de Cristo,
pide a Dios, para nosotros,
un corazón completamente renovado,
que ame a Dios con todas sus fuerzas
y sirva a la humanidad como tú lo hiciste.

Repite al Señor
esa eficaz palabra tuya:
«no les queda vino» (Jn 2,3),
para que el Padre y el Hijo derramen sobre nosotros,
como una nueva efusión,
el Espíritu Santo.
Lleno de admiración y de gratitud
por tu presencia continua entre nosotros,
en nombre de todos los sacerdotes,
también yo quiero exclamar:
«¿quién soy yo para que me visite
la Madre de mi Señor? (Lc 1,43)

Madre nuestra desde siempre,
no te canses de «visitarnos»,
consolarnos, sostenernos.
Ven en nuestra ayuda
y líbranos de todos los peligros
que nos acechan.
Con este acto de ofrecimiento y consagración,
queremos acogerte de un modo
más profundo y radical,
para siempre y totalmente,
en nuestra existencia humana y sacerdotal.
Que tu presencia haga reverdecer el desierto
de nuestras soledades y brillar el sol
en nuestras tinieblas,
haga que torne la calma después de la tempestad,
para que todo hombre vea la salvación
del Señor,
que tiene el nombre y el rostro de Jesús,
reflejado en nuestros corazones,
unidos para siempre al tuyo.
Así sea.