Qué coincidencia, ayer mismo estuve leyendo la vida de la beata Maria Pierina de Micheli, (1.890-1.945), religiosa del Instituto de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, y me sorprendió esta actitud de besar el crucifijo. Según nos cuenta cuando tenia doce años, un Viernes Santo, mientras esperaba el turno para besar el crucifijo, oyó una voz interior que le dijo: ¿Nadie me da un beso de amor en el rostro para reparar el beso de Judas? «La madre Pierina tuvo diversos fenómenos extraordinarios, con que Dios la confortaba para alentarla en la dura batalla contra las fuerzas del mal. La madre Pierina, sufrió en su interior un verdadero calvario espiritual, caracterizado por la sensación del abandono de Dios, la desesperación y el olvido. Cuando se encontraba en Roma, en plena guerra mundial, escribió en su diario: » Me siento muy sola, muy lejos del Señor, querría amarlo y no puedo». Esta frase entraña el drama y, al mismo tiempo, la fuerza de la fe.».
Qué coincidencia, ayer mismo estuve leyendo la vida de la beata Maria Pierina de Micheli, (1.890-1.945), religiosa del Instituto de las Hijas de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires, y me sorprendió esta actitud de besar el crucifijo. Según nos cuenta cuando tenia doce años, un Viernes Santo, mientras esperaba el turno para besar el crucifijo, oyó una voz interior que le dijo: ¿Nadie me da un beso de amor en el rostro para reparar el beso de Judas? «La madre Pierina tuvo diversos fenómenos extraordinarios, con que Dios la confortaba para alentarla en la dura batalla contra las fuerzas del mal. La madre Pierina, sufrió en su interior un verdadero calvario espiritual, caracterizado por la sensación del abandono de Dios, la desesperación y el olvido. Cuando se encontraba en Roma, en plena guerra mundial, escribió en su diario: » Me siento muy sola, muy lejos del Señor, querría amarlo y no puedo». Esta frase entraña el drama y, al mismo tiempo, la fuerza de la fe.».