Cuento de la vida real

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Nueva York en un frío día de invierno de diciembre: Un niño de 10 años estaba frente a una tienda de zapatos,

descalzo mirando a través de la ventana y temblando de frío.

Una señora se acercó al niño y le dijo «Mi pequeño amigo, que estás mirando con

tanto interés en esa ventana?». «Le estaba pidiendo a Dios un par de zapatos», fue la respuesta del niño.

La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena

de calcetines para el niño.

Preguntó si podría darle un recipiente con agua y una toalla.

El empleado rápidamente le trajo lo que pidió. Ella se llevó al niño a la parte trasera de la tienda,

le lavó los pies y se los secó con la toalla. El empleado llegó con los calcetines.

La señora le puso un par de los calcetines al niño y le compró un par de zapatos.

Juntó el resto de pares de calcetines y se los dio al niño. Ella lo acarició en la cabeza y le dijo:

«No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora».

Mientras ella daba la vuelta para irse, el niño la alcanzó y mirándola

con lágrimas en los ojos le preguntó:

«¿Es usted la esposa de Dios?».

Verástegui y los jóvenes en Guatemala

Más de 7 mil jóvenes prometen castidad junto con Verástegui

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Ciudad de Guatemala , 23 Abr. 10 (AICA)

Primer Congreso de Jóvenes Católicos de Guatemala
En el marco del Primer Congreso de Jóvenes Católicos de Guatemala, más de 7 mil jóvenes de entre 12 y 25 años, acompañados del conocido actor mexicano, Eduardo Verástegui, prometieron “trabajar por la virtud de la pureza, llevando una vida de castidad y permaneciendo vírgenes, hasta aceptar su vocación ya sea al matrimonio o la vida religiosa, según el Plan de Dios”.

El acto se llevó a cabo “en el Domo, un moderno coliseo deportivo en la ciudad de Guatemala que se llenó en su totalidad” y fue inaugurado “con una procesión de la imagen de Nuestra Señora de Fátima, seguido por la consagración mariana”.

Seguidamente, los miles de jóvenes participaron de una procesión y adoración al Santísimo Sacramento, presidida por el padre Axel Sánchez, capellán del Congreso, quien “bendijo los escapularios de la Virgen del Carmen y los Rosarios que fueron distribuidos a todos los participantes”, tras lo cual “Eduardo Verástegui, de rodillas frente al Santísimo, pronunció con los jóvenes la oración de la Promesa de Castidad”.

El actor mexicano compartió con los jóvenes la historia de su conversión, su compromiso personal de vivir la virtud de la pureza, los desafió a “seguir los mandamientos de Dios y ser los santos del tercer milenio” y les recordó las palabras de la Madre Teresa de Calcuta, quien decía: “Dios no nos pidió ser exitosos, sino que seamos fieles”.

De igual manera, la actriz mexicana de telenovelas, Karyme Lozano, compartió su experiencia de conversión y cómo “abandonó su exitosa carrera para vivir una vida cristiana coherente, según las enseñanzas de la Iglesia”.

Finalmente, los jóvenes participaron de una Eucaristía presidida por el nuncio apostólico en Guatemala, monseñor Paul Richard Gallagher, concelebrada por los obispos encargados de las comisiones de Familia y Juventud de la Conferencia Episcopal de Guatemala.+

San Tarsicio

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SAN TARSICIO DE ROMA
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Valeriano era un emperador duro y sanguinario. Se había convencido de que los cristianos eran los enemigos del Imperio y había que acabar con ellos.

Los cristianos para poder celebrar sus cultos se veían obligados a esconderse en las catacumbas o cementerios romanos. Era frecuente la trágica escena de que mientras estaban celebrando los cultos llegaban los soldados, los cogían de improviso, y, allí mismo, sin más juicios, los decapitaban o les infligían otros martirios.

Todos confesaban la fe en nuestro Señor Jesucristo. El pequeño Tarsicio había presenciado la ejecución del mismo Papa mientras celebraba la Eucaristía en una de estas catacumbas.

La imagen macabra quedó grabada fuertemente en su alma de niño y se decidió a seguir la suerte de los mayores cuando le tocase la hora, que «ojalá —decía él— fuera ahora mismo».

Un día estaban celebrando la Eucaristía en las Catacumbas de San Calixto. El Papa Sixto recuerda a los otros encarcelados que no tienen sacerdote y que por lo mismo no pueden fortalecer su espíritu para la lucha que se avecina, si no reciben el Cuerpo del Señor. Pero ¿quién será esa alma generosa que se ofrezca para llevarles el Cuerpo del Señor?

Son montones las manos que se levantan de ancianos venerables, jóvenes fornidos y también manitas de niños angelicales. Todos están dispuestos a morir por Jesucristo y por sus hermanos.

Uno de estos tiernos niños es Tarsicio. Ante tanta inocencia y ternura exclama, lleno de emoción, el anciano Sixto: «¿Tú también, hijo mío?» —»¿Y por qué no, Padre? Nadie sospechará de mis pocos años».

Ante tan intrépida fe, el anciano Obispo toma con mano temblorosa las Sagradas Formas y en un relicario las coloca con gran devoción a la vez que las entrega al pequeño Tarsicio, de apenas once años, con esta recomendación: «Cuídalas bien, hijo mío». —»Descuide, Padre, que antes pasarán por mi cadáver que nadie ose tocarlas».

Los paganos le encontraron cuando transportaba el sacramento del Cuerpo y Sangre de Cristo y le preguntaron que llevaba. Tarsicio se negó a responder; pero ellos sospechando que llevaba algún odiado “misterio” de los cristianos, le apedrearon y apalearon hasta que exhaló el último suspiro, pero no pudieron encontrar el sacramento de Cristo ni en sus manos, ni en sus vestidos.

Pasó Tarsicio a la casa del Padre celestial en el año 258. Los cristianos católicos recogieron el cuerpo del niño mártir y le dieron honrosa sepultura en el cementerio de San Calixto.

En un poema, el Papa san Dámaso (siglo IV) cuenta que Tarsicio prefirió una muerte violenta en manos de una turba, antes que «entregar el Cuerpo del Señor». Lo compara con san Esteban, que murió apedreado por su testimonio de Cristo.

San Tarsicio es patrono de los jóvenes adoradores y de los acólitos o monaguillos que ayudan a los presbíteros en el Altar.
ORACIÓN

San Tarsicio,
mártir de la Eucaristía,
pídele a Dios
que todos y en todas partes
demostremos un inmenso amor
y un infinito respeto
al Santísimo Sacramento
donde está nuestro amigo Jesús,
con Su Cuerpo, Su Sangre, Su Alma y Su Divinidad.

Mensaje de la Virgen en Medjugorge 25 Abril 2010

¡Queridos hijos! En este tiempo, cuando de manera especial oran y buscan mi intercesión, los invito, hijitos, a orar para que a través de sus oraciones, yo pueda ayudarles a que muchos corazones más se abran a mis mensajes. Oren por mis intenciones. Yo estoy con ustedes e intercedo ante Mi Hijo por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!