«el más pequeño es el más poderoso.»
Queridos hijos,
Os llamo y vengo entre vosotros porque os necesito.
Necesito apóstoles con un corazón puro. Rezo y rezad también vosotros para que el Espíritu Santo os capacite y os guíe, os ilumine y os llene de amor y de humildad.
Orad para que os llene de gracia y de misericordia. Sólo entonces me comprenderéis, hijos míos. Sólo entonces comprenderéis mi dolor por aquellos que no han conocido el amor de Dios. Entonces podréis ayudarme. Seréis mis portadores de la luz del amor de Dios. Iluminaréis el camino a quienes les han sido concedidos ojos, pero no quieren ver.
Yo deseo que todos mis hijos vean a Mi Hijo.
deseo que todos mis hijos experimenten Su Reino. os invito nuevamente y os suplico: orad por aquellos que Mi Hijo ha llamado. ¡os lo agradezco!”.
Ramillete espiritual: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.» I Cor. 10, 13

SANTOS ANGELES CUSTODIOS
«Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu invisible, sé que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones, y cuentas todos mis pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho, tus alas de nácar y oro. Ángel de Dios, que yo escuche, tu mensaje y que lo viva, que vaya siempre contigo, hacia Dios, que me lo envía. Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía».
Así de hermosa es la poesía con que dan comienzo las laudes de este día. En ella ya se encuentra sintetizada la espiritualidad y sentido de esta fiesta.
La existencia de los ángeles está fuera de duda y siempre la Iglesia los veneró y difundió su culto. San Gregorio Magno llega a decir esta hipérbole: «En casi todas las páginas de las Sagradas Escrituras está contenida la existencia de los Ángeles». El Antiguo Testamento habla repetidas veces de su acción prodigiosa en favor de los hombres: Un ángel avisa a Lot del peligro que corre Sodoma y el castigo que va a recibir esta ciudad. Un ángel conforta a la criada de Abrahán, Agar, cuando es despedida y camina por el desierto. Un ángel socorre al Profeta San Elías y le alimenta con pan y agua fresca por dos veces cuando huye de la persecución de la reina Jezabel. Un ángel acompaña y colma de gracia al joven Tobías y a su padre y demás familiares. Casi todo el libro de Tobías está en torno al arcángel San Rafael. También en el Nuevo Testamento aparece el ángel liberando a Pedro de las cadenas y abriéndole la puerta de la cárcel…
En las vidas de los Santos, tanto antiguos, como Santa Inés, tanto de la Edad Media, como San Francisco de Asís, y, modernos, como Santa Micaela del Smo. Sacramento, Santa Gema Galgani y San Francisco de Sales… la presencia del Ángel de su Guarda en sus vidas es como algo inseparable. Mucho lo vivió también el Beato Manuel Domingo y Sol.
Desde que tenemos uso de razón en nuestros hogares cristianos se nos infunde la devoción al Ángel de nuestra Guarda y se nos recomienda que no demos oído al ángel malo que nos instigará al pecado y que tratemos de oír siempre al Ángel bueno que nos inspirará lo que hemos de hacer y hemos de evitar.
Es doctrina comúnmente admitida que, al nacer, el Señor ya nos señala un ángel para nuestra custodia y que cada familia, cada pueblo, cada nación tienen su propio ángel. El sabio Orígenes ya decía algo parecido en el siglo III: «Sí, cada uno de nosotros tenemos un ángel que nos dirige, nos acompaña, nos gobierna, nos amonesta y presenta a Dios nuestras plegarias y buenas obras».
Santo Tomás de Aquino dividió los Coros angélicos en nueve categorías diferentes: «Los Serafines, Querubines y Tronos, forman la augusta corte de la Santísima Trinidad; las Dominaciones presiden el gobierno del Universo; las Virtudes, la fijeza de las leyes naturales; las Potestades refrenan el poder de los demonios; los Principados tienen bajo su amparo a los reinos y naciones; lo Arcángeles defienden a las comunidades menores, y los Ángeles guardan a cada uno de los hombres».
Los mismos Salmos hablan con frecuencia de los Ángeles. Jesucristo se refirió en varias ocasiones a la misión de estos Espíritus purísimos. San Agustín afirmaba en su tiempo que «el Ángel de la Guarda nos ama como a hermanos y está con una santa impaciencia por vernos ocupar en el cielo aquellas sillas de que se hicieron indignos los ángeles rebeldes». ¿Qué hacer nosotros por el Ángel, ya que tanto hace él por nosotros? Dice el Éxodo: «Respétale y escucha su voz… Si oyes su voz y ejecutas cuanto te ordene, seré enemigo de tus enemigos».
Prepararos para texto bellísimo que he recopilado de mis enseñanzas recibidas en mi Buenos Aires del alma y que os escribo con todo mi amor en su día :
Foto de la santa en la Iglesia de las Esclavas, donde siempre agarraba sus manos, ya gastadas, al terminar la santa misa..qué nostalgia me está entrando de recordarlo..si algún hermano de mi alma de allá me lee, que mañana lo haga por mí en su día..y que nos ponga a toda la familia que palpita unida en el amor a Dios.
Sus palabras en canción..
La religiosa de su convento Sor María del Sagrado Corazón decía de ella: «Es una niña que lleva el Cielo en SUS OJOS «.
Vivió 24 años. Nació el 2 de Enero de 1873.
Sus manuscritos son recuperados por su hermana Inés, cuyo nombre de bautismo era Paulina.
Su libro: Historia de un alma, que os recomiendo por lo mucho que me enseñó, fue traducido a 35 idiomas.
Un santa que tiene imagen suya en cualquier templo del mundo.
Su vida se resume en EL AMOR A LO PEQUEÑO.
San Agustín decía: «Lo pequeño es perfecto, pero ser fiel a lo pequeño es un hecho muy grande».
SU PEQUEÑEZ ERA EXPRESIÓN DE LA CONFIANZA EN DIOS.
«Señor soy muy pequeña pero QUE TUS BRAZOS SEAN EL ASCENSOR QUE ME LLEVE A ESCUCHAR EL PALPITAR DE TU CORAZÓN».
Recoger un alfiler del suelo, POR AMOR, puede salvar un alma.
Cumplir con fidelidad las pequeñas cosas.
Que no se convierta en una rutina o hábito sin fe y sin amor a Dios el venir a misa a diario; miramos el reloj, estamos apurados..vivimos las cosas sagradas a veces de forma superficial.
«Si hubiera nacido dos días antes, DESDE UN AÑO YA HUBIERA PODIDO COMULGAR».
«Qué maravilla, MI ALMA DESEABA AQUEL MOMENTO DE CIELO. Desde el día de mi Primera Comunión, era una FUSIÓN EN UNO».
Teresita era una gota en el océano, que se perdía en él.
Que cuando recibamos la Comunión sea una fusión de mi alma con Jesús.
Cada día EN LA EUCARISTÍA, DIOS BAJA DEL CIELO PARA FUNDIRSE CON NUESTRA ALMA.
En el último año apenas podía moverse ni comulgar.Su hermana Sor INés de Jesús la vió arrastrarse para comulgar y ella le respondió: «Qué es esto en comparación con una Eucaristía..con una Comunión¡¡
Los santos consideraban PRIORITARIO RECIBIR A JESÚS. Qué tiene de malo arrastrase para lograrlo?.
Los santos viven las cosas santas de modo CONTEMPLATIVO.
Ella decía que DIOS ES CIEGO Y NO LLEVA CUENTAS.
Fue una niña; un HURACÁN DE GLORIA , que ha ayudado a tantas conversiones y es patrona de las misiones.
Tanto deseo de HACER CONOCER EL AMOR DE DIOS A LOS HOMBRES.
Deseó OFRECER SU VIDA POR LA SALVACIÓN DE TODOS LOS HOMBRES.
Que Dios nos conceda la gracia de RECIBIR LA COMUNIÓN CON CONCIENCIA, SANBIENDO QUE ES EL CIELO QUE BAJA A NUESTRA ALMA y que sea una PLENA FUSIÓN y nos impulse a vivir los problemas con PLENA CONFIANZA.
Pidámosle que no nos encandilemos con las cosas supérfluas.
«Enseñad a amar a la Iglesia, tal como es, en esta gran riqueza que encierra ella. Por eso, Jesús quiere que a su Madre se la ponga en un lugar más alto que la tienen los hombres. A medida, hijos míos, que améis a la Iglesia, amáis a Cristo, porque Cristo dio su vida por la Iglesia y se la entregó a la Iglesia. La Iglesia es rica, hija mía, por ese banquete en que el mismo Verbo se da a los hombres. Da su Cuerpo y su Sangre para la salvación del mundo, y día a día se lo recuerda a los hombres en el Santo Sacrificio de la Misa: que dio su vida por todos ellos y la sigue dando para la salvación de la Humanidad. En ese Santo Sacrificio, como te he enseñado, hija mía, se renueva el Sacrificio del Calvario. Yo, hija mía, como Madre de la Iglesia, te he enseñado a amarla tal como es. Te he enseñado que mi Hijo me dejó en la Tierra para dar testimonio de ella. Que los hombres no me escondan, que me saquen a la luz, que por mí vino la Luz al mundo, y con Jesús vendré para la salvación del mundo. Hablad el Evangelio, hijos míos, tal y como está escrito; ésa es la palabra de Dios. Que no desfiguren el Evangelio ni la Iglesia. Y el que tenga oídos que oiga y que se aplique estas palabras tan importantes». (La Virgen, en Prado Nuevo el 5 de diciembre de 1987)

